Placer Culpable

Abr 5, 2021

Cowboys De Filadelfia

¿Jinetes en la mejor tradición del Viejo Oeste, pero en las calles de la Filadelfia actual? ¿Y además afroamericanos? Lo que podría parecer curioso, sorprendente o derechamente excéntrico es una realidad y la capturó la novela Ghetto Cowboy del escritor estadounidense Greg Neri, publicada hace una década y que dio origen a Cowboys de Filadelfia, estrenada mundialmente el año pasado en el Festival de Toronto y disponible desde esta semana en Netflix.   

Son grupos de personas que en pleno entorno urbano y ya en estas primeras décadas del siglo XXI, en estos tiempos tan modernos y tecnologizados, aún subsisten porfiadamente de acuerdo a ciertos códigos, cuidando a sus caballos e incluso con establos y caballerizas que mantienen a toda costa. En el caso del libro original y de esta película, la comunidad retratada es la que se desenvuelve en un sector de la zona norte de esta icónica ciudad estadounidense; es allí donde llegará el protagonista, Cole, un adolescente afroamericano que vive en Detroit con su madre, y cuyos reincidentes problemas de comportamiento escolar llevarán a que al inicio del film ella no aguante más y no encuentre otra solución que irlo a dejar a Filadelfia para que pase el verano con su padre, llevándolo en auto y dejándolo literalmente en la calle. «Esta vida no está funcionando», será la explicación de la madre, que se ve afligida y conflictuada con la situación, pero de todos modos la lleva a cabo de manera bastante tajante.

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Como el espectador no tardará en imaginar y darse cuenta, Cole no tiene ninguna conexión emotiva con su padre, Harp, quien es prácticamente el líder del grupo de vaqueros y tiene una personalidad algo seca, hosca y no muy efusiva, además de algunas excentricidades como tener a un caballo en su living. Tampoco su entorno será del gusto del joven protagonista, quien no sólo no está familiarizado con ese tipo de vida en el que ahora deberá desenvolverse, sino además verá cómo su progenitor parece ser más efusivo y cercano con sus colegas y amigos que con su propio hijo. La única persona con la que Cole tiene más afinidad es un amigo de infancia con el que se reencuentra, aunque al poco rato queda claro que éste anda en malos pasos y puede llegar a ser una pésima influencia y un imán de posibles riesgos y problemas.

Un Idris Elba que da fuerza a la historia padre-hijo

En su ópera prima, el director Ricky Staub -también guionista del film, junto a Dan Walser- transita por terrenos ya muy conocidos y predecibles para el público, quien ya ha visto tantas historias de relaciones complejas entre padres e hijos, o de jóvenes rebeldes que deben partir de cero, que a estas alturas todo lo que va pasando puede parecer muy convencional y lleno de lugares comunes. A eso hay que sumarle que para el personaje principal eligió a Caleb McLaughlin, conocido por las audiencias como Lucas, uno de los jóvenes protagonistas de la popular serie “Stranger Things”, pero no precisamente el más espontáneo o carismático de ese grupo; de hecho, en este largometraje está casi todo el tiempo con permanente cara de desganado, sin transmitir o reflejar mucho de lo que está sintiendo o viviendo, lo que se suma a que el guion tampoco colabora en que lleguemos a conocer de verdad cómo es Cole, porque hay muchas cosas en su historia familiar y el pasado que no se explicita y tampoco nos dan demasiadas oportunidades de que las adivinemos o intuyamos.

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Sin embargo, a pesar de eso y más allá de las convenciones y clichés del argumento, “Cowboys de Filadelfia” termina siendo más interesante de lo que parece. De partida, porque todo lo que no aporta el personaje del hijo, lo ayuda a equilibrar el rol del padre; y no precisamente porque Harp sea un individuo desarrollado por el guion y la puesta en escena con grandes matices o profunda psicología, sino porque quien lo encarna es un actor cuya presencia y rango interpretativo suele elevar el nivel de las películas en las que interviene: el británico Idris Elba, también uno de los productores del film y quien ayuda a que un par de escenas con su hijo logren ser efectivas y convincentes, en especial en una con una grabación de John Coltrane de fondo. 

Vaqueros a la antigua, pero en el contexto actual

Y el filme es aún más interesante y meritorio, más allá de la relación padre-hijo o las amistades descarriadas, por su contexto y el ambiente que retrata. Hay dignidad, humanidad y entereza en la forma en que se muestra ese mundo que se niega a morir, esos cowboys que intentan sobrevivir y mantener sus tradiciones -«somos como el Lejano Oeste, los últimos»- ante la permanente amenaza de la modernidad y el «progreso» que traerán los bienes raíces y las inmobiliarias. Y no sólo por ese estilo de vida que hemos visto en tantas películas, sino además por ser vaqueros de raza negra, algo que precisamente no ha abundado en la iconografía que la Meca del cine nos ha entregado durante décadas. En medio del humor y la camaradería que los caracteriza, los propios jinetes lo comentan una noche, cuando hablan de los estereotipos que la pantalla grande fue construyendo: «Hollywood nos borró de la historia», dicen. Además, son menos machistas de lo que se podría pensar, porque tienen muy bien integradas a dos vaqueras. Y si a eso le agregamos que algunos de ellos no son actores profesionales, sino algunos de los verdaderos cowboys de la zona interpretando su propia realidad -como se puede ver en sus testimonios en los créditos finales-, se adquiere incluso un tono documental.

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Con esos elementos, inevitablemente hay una fuerte cuota de nostalgia, e incluso cierto lirismo y poesía, lo que también acompaña la muy particular e interesante banda sonora de Kevin Matkey, así como la fotografía de Minka Farthing-Kohl que alterna eso con lo urbano y las luces y sombras de la noche. Pero tampoco esto es un clásico western crepuscular ni mucho menos, ya que también hay mucha energía y vitalidad. A pesar de sus clichés, todos los detalles mencionados y algunas situaciones argumentales que no convencen del todo, en el balance definitivo “Cowboys de Filadelfia” -en especial en su tramo final, por ritmo, entrega interpretativa y manejo de la puesta en escena- está mucho más lograda de lo que parece, sobre todo considerando que es un debut.

Título Original: Concrete Cowboy
Director: Ricky Staub
País: Estados Unidos-Inglaterra
Año: 2020
Género: Drama
Duración: 111 minutos
Con: Caleb McLaughlin, Idris Elba, Lorraine Toussaint, Jharrel Jerome, Method Man, Byron Bowers, Ivannah-Mercedes
Guión: Ricky Staub, Dan Walser
Música: Kevin Matkey
Producción: Lee Daniels, Idris Elba, Jennifer Madeloff, Tucker Tooley, Jeff G. Waxman, Dan Walser
Fecha De Estreno: 2 de abril
Web: Ver Acá
Plataforma: Netflix

Joel Poblete Morales

Periodista y crítico de cine, ex presidente del Círculo de Críticos de Arte de Chile. Como miembro de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica, FIPRESCI, integró jurados de la crítica en festivales de Alemania, España, Suiza y México. Entre 2007 y este año fue uno de los programadores del festival de cine SANFIC. Periodo 2020 - 2023.

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