En marzo de 2019, Apple lanzó su servicio de streaming en un evento que reunió a la crema y nata del espectáculo estadounidense: Oprah Winfrey, Steven Spielberg y Jennifer Aniston fueron parte de quienes presentaron los proyectos de la plataforma de los que serían parte y que auguraban una fuerte competencia para Netflix y Amazon Prime Video en el mercado mundial de la entretención.
Casi tres años después, claramente, las cosas no han salido como esperaban. Escollos en el camino, como la aparición de Disney+ y la pandemia provocada por el Covid 19 -que retrasó muchas producciones audiovisuales-, han puesto freno a las ambiciones de los ejecutivos de Apple y variado su decisión de enfocarse en producciones originales.
Así han sumado lentamente a su oferta títulos de otros países, entre los que se cuentan series israelíes, como la aplaudida “Teherán” -centrada en una agente del Mossad y su primera misión- y hoy “Losing Alice”, realización creada, escrita y dirigida por guionista Sigal Avin, que muestra una historia que combina suspenso, drama y erotismo.
Luego de exhibirse en Israel en junio pasado, llegó hace poco a Apple TV+ con sus tres primeros episodios, a los que suma uno cada viernes hasta completar ocho.
El imprevisto encuentro que lo cambiará todo
El foco de la historia está puesto en Alice Ginor (Avelet Zurer), una directora y guionista de cine que a sus 47 años de edad se ha enfocado más en su familia, dejando atrás su mejor etapa creativa. Una situación al parecer cómoda, pero que le hace notar una singular joven que conoce en uno de sus viajes en tren de regreso a casa, desde Tel Aviv al norte del país. Su nombre es Sophie (Lihi Kornowski) y le habla a Alice porque es una fanática de su trabajo, en especial de su cinta “Cuarto Menguante”, que admira por la forma en que mezcla sexo y femeneidad.
Una carrera en el cine que ahora la chica busca replicar, dando el paso inicial con su primer guión: Habitación 209, que coincidentemente ya le hizo llegar al marido de la halagada y a la vez sorprendida directora: David (Gal Toren), un famoso actor que ha logrado trabajar fuera de su país, y cuyo texto, en palabras de Sophie, le “habría volado la cabeza”.
Aún confundida con el encuentro, que culminó con una extraña situación, Alice llega a la casa que comparte con David y sus tres hijas, donde además casi siempre está de visita su suegra, Tami (Chelli Goldenberg). Con las palabras de Sophie aún dando vueltas por su cabeza, le consulta a su marido por el guión que supuestamente le mandaron.
La respuesta positiva de David despeja sus dudas en torno a la veinteañera desconocida y pone ante sus ojos una historia tan atractiva como inquietante, donde una muchacha empieza una relación con el maduro padre de su mejor amiga. Una trama que se conectaría directamente con la turbadora escena inicial de la primera emisión del espacio.
Una relación que traspasa lo profesional e invade sus vidas
Desde ese instante, la figura de Sophie y su creación se entrelazan con la pareja y su vida profesional y personal. No solo porque David acepta protagonizar la película que se hará en torno al guión, sino porque también Alice no puede dejar de pensar, tal vez con algo de envidia, en la historia que escribió la atractiva principiante.
La joven comienza a ser parte de su rutina de manera algo impetuosa, primero llegando repentinamente a su propia casa para hablar del guión con David -quien supone haberla citado- y luego sumándose al cumpleaños de una de sus hijas, donde maquilla y le hace una chasquilla a la pequeña homenajeada sin pedir permiso a su madre.
Los primeros indicios de una personalidad que puede ser tan fascinante como perturbadora y que despierta a Alice de esa somnolencia de dueña de casa en que se había sumergido en los últimos años, animando en ella la creatividad que en su juventud la hacía respirar. Y que, como el espectador ya supone, podría generar una tragedia.
Las cosas se ponen aún más extrañas luego de que el director original de Habitación 209 -sí, la película mantendrá el título del guión- desaparece y se retrasa su pre-producción. Cuando por fin descubren que éste se quitó la vida, Alice, amparada en su ambición y con la aprobación de Sophie, se convierte en la nueva realizadora.
Una serie que con consigue una singularidad que atrapa y perturba
Desde ese instante se profundizan los conflictos con su marido -que desde la primera emisión ya estaban latentes- y ella se obsesiona aún más con la película y con Sophie, a quien admira de una manera que traspasa la normalidad y que en el transcurso de la trama la lleva incluso a ocultar a los demás los rasgos casi psicopáticos de la chica.
Así, con este trío de personajes, Sigal Avin va construyendo un relato que se vale del suspenso psicológico para ir guiando al espectador a través de las emociones de su protagonista, donde se hacen presentes los conflictos sobre maternidad, relaciones amorosas y ambiciones profesionales, que habitan la mente de cualquier mujer.
En este caso, los conflictos se combinan con la ficción y flashbacks y flashforwards que podrían corresponder a la realidad de sus personajes o a escenas de la cinta en que trabajan. Una suma que entrega a “Losing Alice” una singularidad que atrapa y perturba, al mismo tiempo que para los cinéfilos crea algunos paralelos con la obra de Alfred Hitchcock y David Lynch.
Este es un buen ejemplo de la calidad de las producciones televisivas israelíes, que ha inspirado los remakes por parte de Hollywood de algunas de sus series -llegando convertidas en productos “made in USA”, como “In Treatment” y “Euphoria”-, donde además se destaca el buen nivel del elenco, especialmente las actuaciones de Avelet Zurer y Lihi Kornowski.
Título Original: Losing Alice
Director: Sigal Avin
País: Israel
Año: 2020
Género: Drama, Suspenso, Romance
Duración: 42-48 minutos
Con: Ayelet Zurer, Lihi Kornowski, Gal Toren, Yossi Marshek, Shai Avivi, Chelli Goldenberg
Guión: Sigal Avin
Música: Tom Armony
Producción: Sigal Avin
Web: Ver acá
Fecha de estreno: 22 de enero de 2021
Plataforma: Apple TV+
