Placer Culpable

Ago 20, 2021

Otra Ronda

Tal como lo hemos estado comentando en semanas anteriores, aunque sea tardíamente, algunos de los títulos más elogiados y premiados del año pasado, todos reconocidos en la última entrega de los Oscar, al fin se están pudiendo ver de manera oficial por estos lados sumándose así a los que alcanzaron a estrenarse antes de la ceremonia. En el último mes llegaron a la cartelera presencial en cines “Nomadland” y “El padre”; en HBO Max debutó “Judas y el Mesías Negro” y ahora en Netflix es posible ver el film danés “Otra ronda”, más conocido por los cinéfilos por su título original, “Druk”, o la versión en inglés, “Another Round”. 

Aunque todos estos largometrajes se hayan podido ver hace meses por vías menos «oficiales», es una buena noticia que ahora más gente pueda acceder a ellos y en el caso de “Otra ronda” comprobar de manera directa si son tan merecidas las alabanzas que ha estado teniendo a lo largo del último año. Originalmente tendría su estreno mundial en la competencia principal del Festival de Cannes 2020, el que debió suspenderse por la pandemia, aunque de todos modos al menos fue posible tener el «sello» oficial del certamen. Y ese detalle no fue un obstáculo para su contundente cosecha de trofeos y reconocimientos, que no sólo la tuvo figurando en casi todas las listas cinéfilas de lo mejor del año, sino además ha incluido su triunfo en los Premios del Cine Europeo, ganando en cuatro de las categorías principales -Película, Director, Actor y Guion-, sus 12 nominaciones en los Premios del Cine Danés, de las cuales ganó cinco -Película, Director, Actor, Guion original y Montaje-, y las estatuillas como Mejor Película Extranjera o Internacional en los BAFTA, el César y el Oscar, donde además el realizador Thomas Vinterberg fue nominado como Mejor Director.

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La trayectoria de Vinterberg

Un aplaudido logro para el director, uno de los realizadores fundamentales del renovado cine danés que tanto ha dado que hablar durante el último cuarto de siglo, aunque es ineludible reconocer que su trayectoria ha sido irregular. Entre ser uno de los impulsores -junto a Lars von Trier- del tan comentado pero de corta vida movimiento Dogma 95, al que él mismo dio la partida con un título que se ha convertido ya en un film de culto, “La celebración” (1998), y este gran reconocimiento mundial, hay unos cuantos altos y bajos: trabajos con figuras de Hollywood como Sean Penn y Joaquin Phoenix (It’s All About Love); alegorías que no siempre funcionan por completo (Querida Wendy); nuevas versiones de clásicos (Lejos del mundanal ruido) y hasta convencionales, pero efectivas producciones de género, como “Atrapados”, de 2018, su anterior largometraje antes de “Otra ronda”, centrado en la tragedia del submarino Kursk, el mismo que alcanzó a debutar en la cartelera chilena el año pasado, pocos días antes de que los cines debieran cerrar por la pandemia.

Actualmente de 52 años, con una trayectoria fílmica de tres décadas y 10 películas previas, Vinterberg consigue en “Otra ronda” uno de sus trabajos más potentes, donde además de “La celebración” podemos agregar la agobiante “La cacería” (2012), su primer largometraje nominado al Oscar como Mejor Película Extranjera y que al igual que este nuevo film contaba con un notable Mads Mikkelsen en el rol protagónico. Cuando se habla de él a menudo se menciona a su colega y también referente del cine danés, Lars von Trier, aunque las comparaciones siempre son ingratas.

En general el cine de Vinterberg es menos provocador y corre menos riesgos formales, pero de todos modos consigue ser muy incisivo en su mirada a la naturaleza humana, algo que se refleja de manera clara y directa en “Otra ronda”, centrada en un grupo de cuatro amigos, profesores de enseñanza secundaria, quienes un día en el cumpleaños número 40 de uno de ellos, el bonachón Nikolaj, se entusiasman con una hipótesis que éste les cuenta, de un filósofo y psiquiatra noruego que afirma que beber cierta cantidad diaria de alcohol es sensato y ayuda a estar más relajado, sereno y abierto, e incluso sirve de inspiración y permite desenvolverse mejor en la vida. Se embarcan en esta suerte de experimento, en un principio para tratar de ayudar al protagonista, Martin, quien ha estado mostrándose cada vez más desmotivado, taciturno y distraído no sólo en sus clases, sino además en su hogar con su familia. «No me había sentido tan bien en años», comentará él cuando ya han estado probando los beneficios de sus incursiones etílicas, aunque tal como se podría suponer, a medida que se van acostumbrando, la rutina alcohólica los pone paulatinamente en mayor riesgo cotidiano.

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 Celebración vital y etílica

En su discurso agradeciendo el Oscar, Vinterberg recordó con emoción que apenas lograba contener cómo la muerte de su hija, Ida, a quien está dedicada la película, le dio una energía distinta a esta historia: que habla de perder el control, pero a la vez también es una celebración de la vida. Y eso es justamente lo que prevalece por sobre este experimento sociológico: la reflexión sobre qué es lo que realmente importa o vale en esta existencia, algo que sin duda conecta muy bien con los sentimientos y emociones que buena parte del mundo ha vivido en pandemia (una vez más, el contexto del último año y medio nos permite establecer conexiones cercanas con lo que vemos en las películas). «El mundo nunca es lo que esperas», se dice en un momento del filme y así lo puede entender también el espectador, tanto en las divagaciones de los personajes adultos, como también en la presión de un alumno estresado y angustiado porque quiere aprobar los exámenes para estudiar medicina.

 Ya desde la cita de Kierkegaard al inicio que es seguida de inmediato por el desenfreno alcoholizado de los estudiantes en la «Carrera del Lago» que realizan como tradición, “Otra ronda” alterna lo que puede ser grave y analítico con lo ligero, el goce y lo dionisiaco, y ahí radica una de sus cualidades como filme. Estamos ante lo que podría ser directamente sólo un drama deprimente o decadente, pero hay oportunos y frecuentes toques de humor, o recursos juguetones que contrastan con el tono general, como ese clip que a través del montaje muestra a conocidos líderes mundiales en momentos en los que no podían disimular su estado de ebriedad. «Todo el país bebe demasiado», dirá en un momento la esposa de Martin. Y es cierto que hablar de un tema como este en cualquier nación escandinava ya tiene un peso distinto.

Aunque la gran mayoría de los cinéfilos y críticos de todo el mundo la han ensalzado entre lo mejor del último año y pese a que reconozco sus logros y virtudes, debo reconocer que este filme no me entusiasma por completo. Sin duda es uno de los grandes retratos fílmicos que se han hecho sobre los efectos del alcohol, porque eso se ve muy bien reflejado en pantalla y hay un indiscutible humanismo en el enfoque de Vinterberg, que creo es un gran aporte al argumento. Pero la forma en que se desarrolla la historia, ciertas resoluciones argumentales y la forma en que va decantando todo, no me terminan de convencer. Y a pesar del carisma y credibilidad de sus personajes, creo que todo se queda en la superficie y no llega a profundizar lo suficiente. Pero eso no me impide apreciar el resultado general o valorar momentos específicos que me parece están resueltos con sensibilidad y sutileza, en especial los instantes que comparte el cuarteto de amigos, como en la cena de cumpleaños o cuando escuchan juntos la bella Fantasía en fa menor de Schubert.

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Buena banda sonora y un increíble Mikkelsen

A propósito de eso, justamente otro de los elementos que enriquecen el relato es el uso de la banda sonora, tanto con piezas clásicas de autores como Tchaikovsky o el ya mencionado Schubert, que tienen relevancia en ciertas escenas e incluso reaparecen en más de un momento, como con algunos fragmentos corales y dos contagiosas canciones de estilos muy distintos y que son muy importantes en determinados instantes. Ambas también están presentes en diversos segmentos: «Cissy Strut», clásico funk de más de medio siglo de la banda estadounidense The Meters, y «What a Life», de los daneses Scarlet Pleasure, verdadero «himno» de este film y que de alguna manera le da un sentido casi cíclico.

¡Y por supuesto, cómo no aplaudir a los actores, quienes ayudan a dar el relieve a sus personajes que el guion no siempre desarrolla del todo! El cuarteto que interpreta al grupo de amigos -todos ya presentes en anteriores títulos de Vinterberg, en especial Thomas Bo Larsen, quien por ejemplo era uno de los protagonistas en “La celebración”- está excelente y transmiten química, calidez y camaradería, pero por sobre todos sin duda es Mads Mikkelsen quien no sólo está increíble en el rol protagónico, sino además es el alma de la película. Con una carrera tan internacional y ecléctica, que lo ha tenido en franquicias como las películas de James Bond, Star Wars o Marvel -con Casino Royale, Doctor Strange y Rogue One, respectivamente, además de próximamente estar en la quinta entrega de Indiana Jones-, su amplio registro le permite alternar entre el mismísimo Hannibal Lecter en la serie Hannibal, ser el protagonista absoluto interpretando al atribulado superviviente en El Ártico o ser un convencional villano en la reciente Caos: El inicio.

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Mikkelsen ya estuvo notable en “La cacería” y en este nuevo trabajo con Vinterberg se muestra conmovedor y creíble, transmitiendo humanidad y manejando diversos matices expresivos a través de las miradas y silencios que nos permiten intuir lo que está sintiendo, aunque no lo exprese verbalmente. Los cambios que atraviesa por el consumo de alcohol están muy logrados, incluso puede mostrar sus dotes como bailarín y por si no bastara además es el principal responsable de que el final de esta película sea uno de los más memorables del último tiempo.

Título Original: Druk
Director: Thomas Vinterberg
País: Dinamarca, Suecia, Holanda
Año: 2020
Género: Drama, comedia
Duración: 117 minutos
Con: Mads Mikkelsen, Thomas Bo Larsen, Magnus Millang, Lars Ranthe, Maria Bonnevie, Susse Wold, Albert Rudbeck Lindhart, Frederik Winther Rasmussen
Guión: Thomas Vinterberg y Tobias Lindholm
Música: Obras de Schubert, Tchaikovsky, Scarlatti, canciones de Scarlet Pleasure y The Meters
Producción: Kasper Dissing, Sisse Graum Jorgensen
Fecha de Estreno: 12 de agosto de 2021
Web: Ver Acá
Plataforma: Netflix

Joel Poblete Morales

Periodista y crítico de cine, ex presidente del Círculo de Críticos de Arte de Chile. Como miembro de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica, FIPRESCI, integró jurados de la crítica en festivales de Alemania, España, Suiza y México. Entre 2007 y este año fue uno de los programadores del festival de cine SANFIC. Periodo 2020 - 2023.

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