Con sólo 31 años y dos largometrajes, en poco tiempo el director belga Lukas Dhont ha conseguido ser considerado como uno de los realizadores jóvenes más talentosos y prometedores en el panorama internacional, en particular gracias a la prestigiosa vitrina en la que han debutado ambos filmes: el Festival de Cannes. En 2018 la sección paralela Una Cierta Mirada fue el marco para el debut mundial en el certamen de su elogiada ópera prima: “Girl”, que no sólo recibió la Palma Queer -al trabajo más destacado con temática LGBT- y el trofeo al Mejor Actor de ese espacio, sino además la Cámara de Oro, que reconoce al mejor largometraje debut de todo el festival. Y el año pasado su regreso a Cannes fue por la puerta grande, ahora en la competencia oficial y ganando el Gran Premio del Jurado, con “Close”, que acaba de llegar a la cartelera de cines, previo a su estreno en streaming a través de la plataforma MUBI, programado para abril.
Su ovacionada y premiada premiere en Cannes, donde fue uno de los títulos que más había sonado como posible Palma de Oro, fue sólo el primer paso en el exitoso recorrido internacional que ha tenido desde entonces, que ha incluido hitos como sus nominaciones a reconocimientos como los Globos de Oro y los César, sus cuatro nominaciones en los Premios del Cine Europeo -Mejor Película, Dirección, Actor y Guion- y, por supuesto, culminando con su selección como uno de los cinco filmes que están postulando al Oscar como Mejor Película Internacional.
El talento y la sensibilidad de un director
Pero más allá de los premios y efusivas críticas, “Close” es la confirmación del talento y la sensibilidad que Dhont ya había mostrado en “Girl”. Como en aquella, acá nuevamente la historia se centra en personajes jóvenes en una etapa decisiva de sus vidas, en la que el peso de la manera en que su entorno les percibe puede afectar o no su forma de ser y la manera en que se relacionan con los demás. En este caso, la amistad entre Léo y Rémi, dos adolescentes que tienen un lazo de mucha cercanía, complicidad y confianza, compartiendo bonitos momentos solos o con sus familias, durante un verano en un marco bucólico y rural, donde es especialmente llamativa la labor de Léo apoyando a sus padres y hermanos en el cultivo y producción de flores. Esa plácida cotidianidad se verá enfrentada a otras formas de mirar las cosas, cuando empieza la temporada escolar y llega el momento en que los amigos entren al colegio.
Lo que irá ocurriendo después desembocará en otros terrenos, conformando una mirada a la amistad, a la construcción de la identidad, al tránsito entre la adolescencia y la adultez, a los estereotipos en torno a la masculinidad. Y a los procesos a menudo complejos que conllevan etapas decisivas cuando las cosas se alteran de manera definitiva. Como es mejor no adelantar los rumbos que tomará la trama, hay que rescatar cómo Dhont consigue evitar los golpes bajos a los que parecía predestinada su historia, porque siempre que da la impresión de que las situaciones se van a cargar demasiado a lo melodramático e incluso manipulador, sabe tomar distancia o cortar y optar por una elipsis, en lo que tiene un gran apoyo en la labor de su montajista, Alain Dessauvage.
Sensorialidad, poético lirismo y memorables actuaciones
Al tratarse de un trabajo muy sensorial, importan mucho las atmósferas en las que se desenvuelven sus personajes, y en ese aspecto es primordial la bella fotografía del holandés Frank van den Eeden, por la expresiva manera en que captura y resalta los colores -desde las flores o el rojo intenso de la habitación de Rémi, hasta la naturaleza en distintos momentos-, así como la banda sonora de Valentin Hadjadj, en gran parte sutil y en tono menor, aunque en algunos momentos se vuelve más efusiva y acentúa los componentes emotivos de la historia. Ambos artistas, al igual que Dessauvage y otros miembros del equipo, ya habían trabajado también en “Girl”.
La ternura, la delicadeza y un poético lirismo le permiten a Dhont explorar territorios que no siempre se han retratado en el cine con este grado de fragilidad y sensibilidad. A pesar de eso, es válido que no todos los espectadores conecten de la misma manera con la historia, o no queden completamente convencidos con el curso que toman los acontecimientos y situaciones, porque efectivamente se pueden encontrar algunos reparos a ciertas decisiones argumentales o de enfoque. Pero las sutilezas y matices que emplea el director ayudan a que cueste permanecer indiferente a esta historia hermosa, emotiva y teñida de tristeza.
Y en ese logro de Dhont y su película es vital el desempeño de su elenco, donde brillan especialmente sus dos jóvenes debutantes: Eden Dambrine y Gustav De Waele, expresivos y conmovedores, pero también quienes encarnan a sus familias, en especial las madres, Léa Drucker (Custodia compartida) y Émilie Dequenne, quien hace casi un cuarto de siglo también fuera una revelación juvenil en su primer largometraje, cuando fue elegida Mejor Actriz en el Festival de Cannes 1999 como la intensa protagonista de Rosetta, de los hermanos Dardenne. Las miradas, gestos y silencios de los protagonistas y quienes les rodean hacen que Close sea aún más bella, luminosa e inolvidable.
- Título original: Close
- Director: Lukas Dhont
- País: Bélgica, Holanda, Francia
- Año: 2022
- Género: Drama
- Duración: 104 minutos
- Guión: Lukas Dhont, Angelo Tijssens
- Con: Eden Dambrine, Gustav De Waele, Émilie Dequenne, Léa Drucker, Igor van Dessel, Kevin Janssens, Marc Weiss
- Música: Valentin Hadjadj
- Producción: Michiel Dhont, Dirk Impens, Michel Saint-Jean
- Fecha de estreno: 2 de marzo en salas, posteriormente estará en MUBI
- Plataforma: MUBI
