Como se pudo apreciar una vez más en enero pasado cuando llegó a la cartelera local “Un vecino gruñón”, la versión hollywoodense y protagonizada por Tom Hanks del film sueco “Un hombre llamado Ove” (2015, basada en la novela homónima), siempre que el cine estadounidense adapta una película extranjera que ha tenido éxito, rara vez superan al original y en la mayoría de las ocasiones son más los aspectos fallidos que los acertados, a diferencia del proceso inverso que se vio recientemente con la premiada y elogiada “Sin novedad en el frente” -esta tercera adaptación a la pantalla era la primera hecha en Alemania, el país de donde surgió la novela original y al cual pertenecían sus protagonistas-; esa situación ha sido particularmente notoria en los remakes de producciones hispanoparlantes, como “Nueve reinas”, “Elsa y Fred” y “El secreto de sus ojos”. Pero ahora llegó a los cines un título que puede ser una excepción a esa regla: “Los campeones”.
En esta oportunidad, el largometraje original es “Campeones”, de 2018, que se estrenó por estos lados en noviembre de ese año y no tuvo mayor repercusión, a pesar de que venía precedida de un enorme éxito como el film español más taquillero de ese año en su país y además había sido elegida como la representante hispana en la carrera por la Mejor Película Internacional en los Oscar. Además, posteriormente a comienzos del año siguiente sería una de las producciones más nominadas en los premios Goya, con 11 candidaturas, de las que ganó tres, sorprendiendo en Mejor Película al derrotar a la más nominada y premiada en esa oportunidad, “El reino” y a “Todos lo saben”, del consagrado realizador irani Asghar Farhadi. Y todo gracias a una historia sencilla pero con vocación masiva e inspirada en un hecho real, al retratar el desafío que enfrenta Marco, un entrenador de básquetbol profesional que está pasando un momento muy complejo en lo personal y profesional, lo que desemboca en verse obligado a entrenar a un equipo conformado por personas con discapacidad intelectual; como es de suponer en una trama como esta, el protagonista pasa de aceptar a regañadientes a llevarse bien con los jugadores y éstos lograrán transitar de su prácticamente nulo desempeño deportivo a afianzarse cada vez más en el juego.
El desafío del equilibrio
Ya hemos visto muchas películas de logros deportivos con similares características argumentales, especialmente surgidas desde Hollywood, pero lo que distinguía a “Campeones” del resto era justamente la presencia de personajes con discapacidades intelectuales y la particular mirada de su director, Javier Fesser, para intentar equilibrar la mirada social, las cuotas de ternura y el relato de superación y calidez humana, con el humor, situaciones bordeando el ridículo e incluso lo esperpéntico, en una tradición que el cine español ha mostrado desde los tiempos de Buñuel y con realizadores contemporáneos como Álex de la Iglesia.
Retratar la realidad de estos personajes sin que pareciera que se estaba riendo de ellos, sino con ellos, era uno de los desafíos que implicaba una historia como esta, algo que no siempre es fácil de conseguir (una de las producciones que lo han conseguido recientemente es la entretenida y exitosa serie argentina “División Palermo”, en Netflix); y aunque Fesser tuvo tanto éxito de taquilla y ganó el Goya, el resultado no convenció a todos por igual. Personalmente reconozco que aunque igual me parece que funciona, entretiene y hasta puede emocionar a las audiencias, por diversas razones no termina de entusiasmarme, ya sea por el tono del relato, el insoportable uso de la banda sonora, su innecesariamente extendida duración y algunos personajes, situaciones o recursos narrativos que están de más o son muy predecibles.
A diferencia del original, en esta ocasión el remake estadounidense es bastante más satisfactorio de lo que se podía esperar, y el mérito no es menor considerando que se trata del primer largometraje que Bobby Farrelly dirige sin su hermano mayor Peter, con quien como dupla crearon una docena de comedias entre 1994 y 2014, algunas de ellas tan emblemáticas como “Una pareja de idiotas”, “Loco por Mary” e “Irene, yo y mi otro yo”. Peter ya tuvo una exitosa incursión sin su hermano en 2018 con “Green Book”, que incluso llegó a ganar el Oscar a la Mejor Película, pero desde “Una pareja de idiotas 2” hace casi una década que no dirigen juntos, aunque han vuelto a trabajar juntos en producciones televisivas como la serie “The Now” y según se ha anunciado volverán a filmar juntos este año, una comedia navideña protagonizada por Jack Black, con quien ya trabajaron hace 22 años en “Amor ciego”.
El «toque Farrelly» al servicio de un remake
Las comedias que los Farrelly hicieron juntos siempre se han caracterizado por su irreverencia y por su incorrección política, que incluían precisamente reírse en diversas ocasiones de personas con capacidades diferentes, lo que generaba divergencias entre quienes los encontraban geniales y quienes cuestionaban su sentido del humor acusándolos de, a menudo, caer en la vulgaridad y el mal gusto. Sin embargo, de todos modos, siempre había espacio para la ternura, los personajes terminaban ganándose el cariño de la audiencia y tenían un notable manejo del ritmo y el tiempo narrativo. Considerando todos esos aspectos, los a favor y los en contra, Bobby Farrelly parecía ser una buena opción para dirigir un remake de “Campeones” y afortunadamente el resultado lo confirma. En términos generales es la misma historia (incluso ambas duran exactamente la misma cantidad de minutos), conserva casi intactas varias de las bromas y situaciones de la original, y sin embargo podemos decir que funciona mucho mejor.
En la original el talentoso Javier Gutiérrez como siempre estaba bastante sólido encarnando al protagonista, pero en su reencuentro con el estilo Farrelly -en 1996 fue uno de los protagonistas de Kingpin, la primera película en la que ambos hermanos aparecían acreditados como directores- Woody Harrelson, quien al parecer fue el de la idea de hacer este remake y convenció y entusiasmó a Bobby Farrelly, está excelente, más simpático y entrañable que su colega español, e incluso dando la impresión de que tarda menos en conectar emocionalmente con los integrantes de su equipo, cuyos intérpretes quizás no superen lo llamativos, espontáneos y sorprendentes que eran los hispanos, pero igual son muy efectivos y se ganan la simpatía del espectador. Harrelson, a quien recientemente vimos también en el notable personaje del capitán del crucero en la nominada al Oscar “El triángulo de la tristeza”, desarrolla un protagonista humano y cálido, de alcance más directo que el de Gutiérrez en el film original, en lo que ayuda mucho que acá por suerte le eliminan las subtramas que entorpecían más la trama, como toda la historia con su esposa (eso sí, en la Campeones española sí era muy efectiva la relación del personaje con su madre), reemplazada acá por la que se entabla con la hermana de uno de sus pupilos: muy buena la química de Harrelson con Kaitlin Olson, también con los veteranos Cheech Marin y Ernie Hudson, y por supuesto, con todos los actores de capacidades diferentes que interpretan al equipo. Si a eso le sumamos un uso de la música mucho más discreto y atinado que en la original hispana, todo está dado para funcionar bien. No es una joya de la comedia ni mucho menos, no es sutil ni escapa a lo predecible, pero termina siendo más lograda y adorable de lo que se podía esperar, y los mensajes de integración y superación que busca entregar, con todos los reparos que se le pudieran encontrar, de todos modos, son muy efectivos.
- Título original: Champions
- Director: Bobby Farrelly
- País: Estados Unidos
- Año: 2023
- Género: Comedia, deporte
- Duración: 124 minutos
- Guión: Mark Rizzo
- Con: Woody Harrelson, Kaitlin Olson, Matt Cook, Ernie Hudson, Cheech Marin, Kevin Iannucci, Joshua Felder, Madison Tevlin, Ashton Gunning, Matthew Von der Ahe
- Música: Michael Franti
- Producción: Paul Brooks, Scott Niemeyer, Jeremy Plager
- Fecha de estreno: 23 de marzo, 2023
- Distribuidora: Andes Films
