May 19, 2021

Review de Oxígeno

A un año y cinco meses desde que la Organización Mundial de la Salud declaró el estado de pandemia ya empiezan a aparecer las primeras películas que nos hablan o hacen guiños a la realidad post Covid 19. Una de ellas es “Oxígeno”, el muy ameno nuevo filme del francés Alexandre Aja (1978), un realizador que suele dar en el clavo cuando hace lo que mejor sabe: tensionar, provocar sorpresas y demostrar que puede poner la cámara donde otros no. En resumen, un hábil estilista de los géneros B, del terror, del suspenso y, a menudo, del gore.

No hay que pedirle sutilezas al francés, porque no es lo suyo. Lo de Aja (su verdadero apellido es Jouan-Arcady) es la proeza técnica y el rendimiento de los recursos, en la línea de lo que han hecho, por ejemplo, otros europeos “americanizados”, en particular los españoles Juan Antonio Bayona (“El Orfanato”, 2007) y Rodrigo Cortés (“Sepultado”, 2010). Con esta última, acerca de un soldado estadounidense enterrado vivo (Ryan Reynolds), comparte el mismo ADN y la premisa del encierro es el alfa y el omega de su trama.

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Veamos. “Oxígeno” cuenta en una hora y 40 minutos la proeza de Elizabeth Hansen (Mélanie Laurent), una mujer que despierta en una cámara criogénica sin tener la menor pista de por qué esta ahí ni como se llama. Su único lazo con el mundo exterior es M.I.L.O (voz de Mathieu Amalric), el sistema operativo que le entrega algunos datos y con el que ella tratará de conectarse con alguien allá afuera.

Gran parte del valor de “Oxígeno” descansa en la actuación de Mélanie Laurent (conocida por “Bastardos sin Gloria”) y en la capacidad de Aja para darle vértigo y adrenalina a un espacio de acción de cuatro por cuatro y con una altura que no debe superar los 50 centímetros. Valga decir, por ejemplo, que la protagonista siempre actúa en modo horizontal, sin pararse. Por supuesto que hay recuerdos, escenas de una difusa vida anterior y hasta la presencia de un eventual esposo (Malik Zidi), pero son sólo flashbacks y pies de páginas.

Buena parte del suspenso de la película deriva de que Elizabeth está en una carrera contra el tiempo: el afable M.I.L.O. se encarga de decirle una y otra vez con su voz de terciopelo de que dentro de pocos minutos se le acabará el oxígeno.

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Made in pandemia

Este universo aparentemente desvinculado de la realidad es la primera referencia de “Oxígeno” a nuestro planeta confinado, con una protagonista que sólo se puede comunicar a través de una máquina (el no siempre colaborador M.I.L.O) con los seres del mundo terrenal. Cabe decir aquí que la película fue filmada en plena pandemia y aunque el guion tiene al menos tres años de antigüedad hay una evidente puesta día al día con nuestra época a través de varios pequeños grandes detalles.

En este tipo de tramas es casi imposible no dejar caer spoilers y quien no quiera enterarse de absolutamente nada es mejor que deje acá la lectura. Enfrentada a una circunstancia límite (la del poco oxígeno), Elizabeth hará un esfuerzo extra por enterarse de quién es y que hacía en el mundo exterior. Los fantasmas de ratones de laboratorio son recurrentes, pero también el mundo de las mascarillas, los experimentos y los delantales.

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Le pide un perfil de sí misma en redes sociales a M.I.L.O, quien al instante le informa de que hay un tal Léo Ferguson en su biografía, seguramente su colega y su esposo, el hombre con quien investiga y también con el que vive. No pasan demasiados minutos (no pueden pasar, de lo contrario Liz perderá la batalla contra el tiempo) hasta que comprende que una enfermedad viral ha hecho estragos en el planeta. No está claro si esta última parte fue agregada a la historia cuando el coronavirus ya campeaba en todos los continentes, pero no deja de ser una imagen que provoca inquietud y, en el peor de los casos, escalofríos.

Quien no deja nunca de sentir temblores, miedos y golpes de ansiedad es nuestra protagonista, una mujer que debe tratar de ponerle paños fríos y algo de su habitualidad racionalidad científica a la situación si es que no desea morir en el intento. En su anterior filme, “Crawl” (2019), Alexandre Aja describía los mil y un tormentos por los que pasaban una hija y su padre amenazados por caimanes en medio de un huracán. Lograba darle drama y ritmo a una historia ambientada entre sótanos y desagües.

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Ahora otra vez vuela alto con su talento para darle cierta épica a la claustrofobia. Súbitamente, el director galo se ha transformado en el rey del metro cuadrado cinematográfico.

Título Original: Oxigène
Director: Alexandre Aja
País: Francia
Año: 2021
Género: Suspenso, 2021
Duración: 100 minutos
Con: Mélanie Laurent, Mathieu Amalric, Malik Zidi, Marc Sáez
Música: Robin Coudert
Producción: Alexandre Aja, Grégory Levasseur, Vincent Maraval, Brahim Chioua, Noëmie Devide
Web: Ver acá
Fecha de estreno: 12 de mayo
Plataforma: Netflix

Rodrigo González

Periodista y crítico de cine. Fui reportero y subeditor de Cultura en el diario La Tercera durante 19 años, donde cubrí los festivales de cine de Cannes, Venecia, Mar del Plata, Sanfic y Valdivia. Un superhéroe de Hollywood y una película rumana sin diálogos van en mi misma sopa, pues soy omnívoro en gustos fílmicos. Tengo debilidad por la música clásica, las enciclopedias y los cerdos. Sí, los cerdos, mi signo zodiacal chino, cosa que me divierte y en la que no creo. Periodo 2021.

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