Placer Culpable

Dic 25, 2020

Cuando la ficción se convierte en realidad

Al escribir sobre este tema no puedo dejar de pensar en qué sintió el príncipe William y, tal vez Harry, cuando vieron a su madre sufriendo la indiferencia de su padre porque estaba enamorado de otra; de los trastornos alimenticios que estaba padeciendo; y lo que es peor, que la causante de todo es su actual madrastra. Fuerte.

Sin embargo, la serie “The Crown” lo mostró a millones de personas, alrededor del mundo y, pese a que gran parte de lo que vieron es cierto, mucho también es inventado por un hábil escritor y/o guionista que busca, justamente, la reacción que tuvimos. Y los padecimientos de Diana son nada al lado de los temas políticos que se trataron esta temporada. Todavía me pregunto si Margareth Thatcher salió bien o mal parada de esta realidad ficcionada.

Ficción basada en hechos reales, esa es la frase mágica, pero ni a los productores, ni a Netflix le conviene mucho insistir en ésto y prefirieren dejar flotando la duda. Por algo se han negado a las reiteradas peticiones que el gobierno inglés ha hecho en tal sentido. Ejemplos similares a éste hay muchos. El problema es que no sabemos quiénes reciben el mensaje y cómo lo interpretan. Eso es lo peligroso del juego.

Jugar al límite de la realidad no es nuevo en la industria del entretenimiento, basta recordar el famoso episodio de Orson Welles cuando recreó, vía radial, la guerra de los mundos y millones de estadounidenses creyeron que era cierto. Las consecuencias fueron de temer. Ojo, estamos hablando de recreaciones o ficciones tan reales que producen confusión. No estamos hablando de difundir una noticia falsa.

Educar a las audiencias sería la solución ideal, pero sabemos que no hay interés. Las razones son parte de otro análisis, entonces, partamos por lo más básico: colocar una advertencia al comienzo de la película o de la serie y solucionamos el problema. Pero, es mejor para el rating crear confusión, entregar mensajes poco claros para que, adrede la gente se confunda.

Por eso es de vital importancia que insistamos en entregar las herramientas necesarias a quienes gustan del cine, las series y derivados para que sean capaces de analizar en su justa medida lo que es ficción y lo que es realidad, sin confundirlas. ¿Será mucho pedir?

Sin embargo, la serie “The Crown” lo mostró a millones de personas, alrededor del mundo y, pese a que gran parte de lo que vieron es cierto, mucho también es inventado por un hábil escritor y/o guionista que busca, justamente, la reacción que tuvimos. Y los padecimientos de Diana son nada al lado de los temas políticos que se trataron esta temporada. Todavía me pregunto si Margareth Thatcher salió bien o mal parada de esta realidad ficcionada.

Ficción basada en hechos reales, esa es la frase mágica, pero ni a los productores, ni a Netflix le conviene mucho insistir en ésto y prefirieren dejar flotando la duda. Por algo se han negado a las reiteradas peticiones que el gobierno inglés ha hecho en tal sentido. Ejemplos similares a éste hay muchos. El problema es que no sabemos quiénes reciben el mensaje y cómo lo interpretan. Eso es lo peligroso del juego.

Jugar al límite de la realidad no es nuevo en la industria del entretenimiento, basta recordar el famoso episodio de Orson Welles cuando recreó, vía radial, la guerra de los mundos y millones de estadounidenses creyeron que era cierto. Las consecuencias fueron de temer. Ojo, estamos hablando de recreaciones o ficciones tan reales que producen confusión. No estamos hablando de difundir una noticia falsa.

Educar a las audiencias sería la solución ideal, pero sabemos que no hay interés. Las razones son parte de otro análisis, entonces, partamos por lo más básico: colocar una advertencia al comienzo de la película o de la serie y solucionamos el problema. Pero, es mejor para el rating crear confusión, entregar mensajes poco claros para que, adrede la gente se confunda.

Por eso es de vital importancia que insistamos en entregar las herramientas necesarias a quienes gustan del cine, las series y derivados para que sean capaces de analizar en su justa medida lo que es ficción y lo que es realidad, sin confundirlas. ¿Será mucho pedir?

Maria Loreto Gonzalez

Fanática del cine y la televisión. Pero lo más importante es mi contribución a la formación de nuevas generaciones. Periodo 2020 - 2023.

Tecnovitos

T-Plus

error: ¡¡El contenido está protegido!!