Por lo general, acentuado por el desconocimiento y/o el desinterés por descubrir cosas nuevas, muchos dejan pasar las películas catalogadas como “cine arte”, más cerebrales y en el lado opuesto del blockbuster hollywoodense. En especial si están hechas en Francia, como en el caso de “El Cuadro Robado”.
Sin lugar a dudas el mejor ejemplo de cómo una cinta de dicho apartado puede ser cercana y entretenida, manteniendo dentro de lo que se cataloga como ”de nicho” -su eje es un cuadro robado por los nazis- y realizar un estudio social a través de sus personajes. Todo gracias a su director y guionista Pascal Bonitzer.
El también actor y crítico de cine de Cahiers du Cinéma, que ha colaborado en los argumentos de realizaciones como “Mi Estación Preferida” y “Los Ladrones”, de André Techiné, y “Genealogías de un Crimen”, de Raúl Ruiz; junto a quien también trabajó en los inicios de su carrera como intérprete en “La Vocación Suspendida”.
La mordaz partida de El Cuadro Robado
El mismo cineasta que acá demuestra su capacidad para hacer cercano un mundo como el de las subastas de arte y, a través de quienes se mueven por él, analizar tópicos como la ambición, los conflictos familiares, el orgullo e incluso los engaños a nivel comercial. Sin nunca caer en el melodrama ni en el conflicto burdo.
Donde además cuenta con la comedia como aliada, tal como en su mordaz partida. Cuando dos de sus protagonistas, el experto en arte de la casa de subastas Scottie’s -al estilo de Sotheby’s y Christie’s-, André Masson (Alex Lutz), y su asistente en práctica, Aurore (Louise Chevillotte), están en casa de una clienta.
Esta última una anciana ciega, tan elegante como clasista y racista, que pondrá un cuadro de Edgar Degas en manos del subastador. El cual después le explica a Aurore que hay que estar dispuesto a hacer lo que sea por la clientela, aunque su comparación de hasta dónde llegar produce un pequeño roce con la chica.
Aparece una pintura que se creía perdida
Sin embargo, las fricciones con su ayudante quedan de lado para André desde que recibe la carta de la abogada Suzanne Egerman (Nora Hamzawi), donde le explica que representa a Martin Keller (Arcadi Radeff), un joven obrero que en su casa tendría una pintura del expresionista austriaco Egon Schiele.
Una opción remota, aunque en un 1% posible -la película se basa en una historia real sobre la aparición de una obra de Schiele en 2004-, que lleva al subastador, junto a su exesposa y colega, Bertina (Léa Drucker), hasta la localidad de Mulhouse. Donde la pareja deja de lado por completo su escepticismo.
Esto porque en el hogar de Martin y su madre se encuentran cara a cara con “Los Girasoles”, cuadro que el pintor austriaco pintó en 1914 inspirado por la pintura homónima de Vincent van Gogh y que fue saqueada por el Tercer Reich. El cual habría llegado a manos del dueño original de la casa por su trabajo con la policía alemana.
Una conexión que ratifica la autenticidad de la obra y lleva a realizar los trámites necesarios con la familia de sus dueños reales, ahora en Nueva York; mientras se van revelando detalles en torno a las vidas de los involucrados en el destino del cuadro robado. Desde Masson, pasando por Martin, hasta la agobiada Aurore.
- Título Original: Le Tableau Volé
- Director: Pascal Bonitzer
- País: Francia
- Año: 2024
- Género: Comedia, Drama, Suspenso
- Duración: 1 hora 31 minutos
- Con: Alex Lutz, Léa Drucker, Nora Hamzawi, Louise Chevillotte, Alain Chamfort, Laurence Côte, Matthieu Lucci, Iliès Kadri, Olivier Rabourdin, Vincent Nemeth, Alexandre Steiger, Adrien de Van, Doug Rand
- Guión: Pascal Bonitzer
- Música: Alexeï Aïgui
- Producción: Saïd Ben Saïd
- Fecha de estreno: 11 de diciembre de 2025
- Distribuidora: CDI Films
