A los 3 años de edad, Hayao Miyazaki tuvo que evacuar su ciudad natal producto de las bombas provocadas durante la Segunda Guerra Mundial. Luego de sus estudios universitarios, comenzó a trabajar en Toei Animation para años más tarde fundar Studio Ghibli con su amigo Isao Takahata.
En 1996 firmó un convenio con Disney para la distribución de sus películas alrededor del mundo. Un año después, estrenó “La Princesa Mononoke” que lo llevó a la fama global.
En 2001 estrenó “El viaje de Chihiro” ganando USD$300M a nivel mundial y ganó el Oscar a la mejor película de animación. Cinco años más tarde, la revista Times nombró a Hayao Miyazaki como uno de los “Héroes Asiáticos” de los últimos 60 años. Hoy está promocionando su último film “The Boy and the Heron” en diferentes festivales de cine.
Más allá de la animación
Quizás sean los colores, la música o las historias que son retratadas desde el más puro sentir del director. Sin dudas las películas de Studio Ghibli son un arte que es apreciado por millones de personas que se vuelven aficionadas a este mundo. Sin ir más lejos, nuestro país es un nicho importante para la cultura asiática. Y, en este caso, se le ha entregado el cariño posible hacia el trabajo de Hayao Miyazaki. Como lo hizo Cinemark con el Ghibli Fest proyectando las películas del estudio con funciones especiales.
El director mexicano Guillermo del Toro, elogia el trabajo de Studio Ghibli cada vez que se le presenta la oportunidad. Confesado ser un fanático y admirador de Hayao Miyazaki, en su importante rol de presentador para “The Boy and the Heron” en el Festival de Toronto, donde abrió con las siguientes palabras: “La animación es cine, y la película de esta noche va más allá del arte. La animación es arte” expresó, “Estamos viviendo en una época cuando Mozart está componiendo sinfonías. Van Gogh pintando sus cuadros. Porque Miyazaki-san es un maestro de esa estatura” continuó, “Ha hecho sus películas tan llenas de problemas y preguntas como él. Estas no son películas fáciles, pero son películas que lo retratan tan íntimamente que sientes que estás teniendo una conversación con él. Son paradójicos, porque entiende que la belleza no puede existir sin horror, y que la delicadeza no puede existir sin brutalidad. Él hace elegancia de estas cosas y muestra la vida en la pantalla de una manera hermosa”.
El impacto que ha tenido Studio Ghibli en nuestras vidas es tan grande que hasta se nos hace cotidiano ver a Totoro en alguna feria artesanal. O al gatito Jiji en un bordado o como adorno para nuestras casas. Y cómo no mencionar a el Sin Cara como una alcancía motorizada tragándose las monedas.
La trascendencia que tiene Ghibli en las últimas décadas es incomparable y con un sello único que pasará de generación en generación para aquellos amantes del cine.
Como mencionó Hayao Miyazaki en 2001: “Para mí, es sobre hacer una película que los niños que la vean querrán mostrársela a sus hijos cuando crezcan”.
