Muchas veces nos hemos preguntado ¿Por qué tal película no se estrenó en Chile? La respuesta es una sola: porque no era comercialmente rentable hacerlo. Sin embargo, detrás de esa decisión hay muchas variables que se consideran, aunque la última palabra la tiene casi siempre la distribuidora del filme en el país.
Muy pocas veces no estrenar una película está relacionada con alguna censura internacional o específica, casi siempre priman los factores económicos. Chile podría considerarse un mercado de tamaño mediano, pero si lo comparamos con algunos vecinos salimos perdiendo y esto explicaría por qué no somos prioridad para los grandes estudios, ni para las plataformas en estos momentos.
Un ejemplo de ésto es el poco interés de HBO MAX por instalarse en nuestro país. No diremos que es la mejor plataforma del mundo, de hecho tecnicamente hablando es bastante deficiente, pero estrenará el material de Warner, un estudio importante responsable de esperadas películas.
QUÉ DICEN LAS CIFRAS
De acuerdo a un estudio entregado hace unos meses por el gobierno, el cine es la actividad cultural más popular del país. Se señala que el año 2019 alrededor de 30 millones de personas acudieron a alguna multisala durante el año. Tener las cifras del 2020 es inoficioso porque no será una muestra representativa, ya que la última película se exhibió a mediados de marzo y con suerte podremos ver una en sala el segundo semestre.
Dicen que no es bueno comparar, pero Argentina es un mercado mucho más grande y en el mismo período tuvo 47 millones de asistentes a las salas de cine. Incluso Perú, que es un país relativamente comparable con el nuestro, estableció que una persona va un promedio de 2 veces al mes al cine, mientras que en Chile el promedio es 1,7 veces al año.
LAS OTRAS RAZONES
Estas cifras explicarían, en parte, por qué se toman ciertas decisiones de estreno, aunque no son las únicas. El tipo de filme, si los protagonistas son conocidos o no, si los costos de exhibición se recuperarán, si los estimados de borderó cubren los costos, etc. Son las otras variables que se consideran. Por eso, las producciones independientes que solo llegan a un grupo reducido de espectadores; las que tuvieron muy mala crítica y aquellas que no son del gusto del público chileno, tienen pocas probabilidades de llegar a la pantalla grande.
Pero ahora existen las plataformas y el streaming, lo que permite ver todas estas películas. Por eso, quiero creer que estas distintas formas de ver producciones cinematográficas son complementarias y a futuro podrán convivir sanamente como ocurre con la televisión abierta y el cable.
