Con nueve candidaturas, era una de las películas más nominada en los premios Goya que se entregan a lo mejor del cine español y en la ceremonia virtual, que se realizó el fin de semana pasado, terminó siendo la que recibió más estatuillas, con un total de cinco: Mejor Diseño de Producción, Mejor Vestuario, Mejor Banda Sonora, Mejor Maquillaje y Peluquería y Mejores Efectos Especiales. No he visto todas las candidatas nominadas en sus respectivas categorías y por supuesto que esto siempre es subjetivo, pero luego de ver el film aprovechando que ya debutó en Netflix, pueden quedar dudas de si ameritaba que recibiera todos esos trofeos.
Co-producción entre España, Francia y Argentina, “Akelarre” aborda un tema que siempre puede ser tan perturbador como fascinante: la caza de brujas en épocas pretéritas, en este caso en el País Vasco a comienzos del siglo XVII. A una pequeña localidad rural muy cercana al mar, Llegan un juez y su asistente que por dictamen real se dedican a recorrer distintas regiones para investigar y condenar a la hoguera a quienes resulten sospechosos de hechicería. Ya llevan 77 ejecuciones y ahora les quedan los pueblos de marineros. Pero, en la zona donde llegan sólo hay mujeres, porque los hombres están mar adentro.
Y es allí donde, con la ayuda del joven y pusilánime sacerdote local, se dedicarán a interrogar a seis jóvenes del lugar a quienes creen brujas, esperando que confiesen que han participado en la ceremonia demoníaca y pagana del Sabbat (o sea, el Akelarre al que se refiere el título). Pero, a pesar de los abusos, humillaciones y maltratos, las muchachas, lideradas por la resuelta y valiente Ana, no estarán dispuestas a doblegarse tan fácilmente.
Un potencial que no se aprovecha lo suficiente
La película fue Estrenada mundialmente en septiembre pasado en la competencia del Festival de San Sebastián y está inspirada en un tratado de brujería vasca, publicado por un juez en la misma época en que transcurre la historia. Este magistrado efectivamente investigó en terreno estos supuestos casos de brujería que solían terminar con las acusadas quemadas vivas. La dirección es del realizador argentino Pablo Agüero, de quien hace un lustro vi “Eva no duerme”, suerte de pretenciosa alegoría histórica en torno al cadáver embalsamado de Evita, que no me convenció del todo.
Agüero desarrolla en “Akelarre” un relato que tiene innegable atractivo, aunque no aprovecha del todo el potencial de la trama. El comienzo tiene muy buen manejo del tiempo, considerando que en menos de 10 minutos ya se exponen bien las fuerzas en conflicto, pero a lo largo de la hora y media que se extiende la historia, pese a que nunca llega a aburrir, queda la sensación de que el ritmo es un poco irregular, aunque en su último tramo se recupera en intensidad y energía.
El film cuenta con un sólido elenco, donde la Ana que encarna muy bien la talentosa Amaia Aberasturi -nominada al Goya a la Mejor Actriz por este rol- encabeza a las otras jóvenes interpretadas por cinco convincentes actrices que están debutando en cine. Mientras, en el otro «bando» están dos actores ya fogueados como son el catalán Alex Brendemühl (Lo bueno de llorar y Wakolda) y el argentino Daniel Fanego (conocido por películas como Luna de Avellaneda y El ángel, pero también en producciones televisivas como la recordada Resistiré y El marginal), quienes se muestran muy efectivos como los inflexibles cazadores de brujas, junto al tal vez demasiado exagerado padre Cristóbal que interpreta Asier Oruesagasti.
Ecos y paralelos entre el pasado y el presente
Este reparto trata de dotar de espesor a sus personajes, aunque de todos modos queda la idea de que se pudo desarrollar y profundizar aún más en sus conductas y actitudes, tanto en las jóvenes como en los roles masculinos. Porque pese a las sutilezas que intentan aportar los actores, el juez y su asistente no tienen demasiados matices en su combate a la «corrupción moral» pese a la creciente posibilidad de rendirse a la sensualidad, transitando entre los interrogatorios inteligentes y capciosos. Estos son los detalles, supuestamente perniciosos, que van encontrando en las acusadas -como una «sonrisa perversa» o una «posición obscena de las piernas»-, con algunas frases que resuenan demasiado obvias y simples, como «no hay nada más peligroso que una mujer que baila».
Es en este ámbito donde se puede encontrar uno de los aspectos que más puede llamar la atención en la película: aunque la acción transcurra hace más de cuatro siglos, en las actitudes y situaciones que viven sus protagonistas, es inevitable reconocer muchos elementos y situaciones que las mujeres de hoy deben soportar y en la actualidad se combaten de manera más abierta que en el pasado, desde el patriarcado abusivo que podrían encarnar los antagonistas masculinos, hasta cómo las jóvenes a pesar de tener todo en contra no están dispuestas a dejarse pasar a llevar tan fácilmente y son capaces de tomar iniciativas para enfrentar a sus opresores. Para algunos espectadores, será un interesante paralelo, mientras para otros probablemente la alusión sea demasiado obvia y directa.
Por muy válida que sea esa especie de contrapunto entre el pasado y el presente, también se pudo trabajar más otras ideas interesantes que se alcanzan a presentar, como la importancia y poder del relato y lo oral, a partir de la forma en que Ana empieza a describir hechos al juez. Con una aceptable -aunque no particularmente llamativa- ambientación de época en el diseño de producción y vestuario y una correcta fotografía, que por momentos trata de caer en el preciosismo pictórico, la película funciona en su conjunto. Sin embargo, no llega al nivel de algunas recordadas producciones que abordan temas como estos, desde el clásico mudo “La brujería a través de los tiempos” a “La bruja”, pasando por otra historia que transcurre en el pasado, pero tiene ecos y resonancias en el presente, como “Las brujas de Salem”. Aunque no tiene que ver con caza de brujas, me quedo con la sensación de que habría sido muy bonito si en su retrato femenino de “Akelarre” Pablo Agüero hubiera trabajado un tono como el de ese bello, enigmático y memorable clásico que es “El misterio de las rocas colgantes”, de Weir.
Título Original: Akelarre
Director: Pablo Agüero
País: España, Francia, Argentina
Año: 2020
Género: Drama histórico
Duración: 90 minutos
Con: Amaia Aberasturi, Alex Brendemühl, Daniel Fanego, Garazi Urkola, Yune Nogueiras, Jone Laspiur, Irati Saez de Urabain, Lorea Ibarra, Asier Oruesagasti
Guión: Pablo Agüero, Katell Guillou
Música: Maite Arrotajauregui, Aránzazu Calleja
Producción: Iker Ganuza, Fred Prémel, Koldo Zuazua
Fecha De Estreno: 11 de marzo, 2021
Web: Ver Acá
Plataforma: Netflix
