Placer Culpable

May 14, 2021

El Baile de los 41

En Ciudad de México a fines de 1901, una fiesta privada de un grupo de 42 homosexuales, con la mitad de ellos vestidos de mujer, terminó con todos arrestados, salvo uno: Ignacio de la Torre, el yerno del mismísimo presidente Porfirio Díaz, quien decidió que lo dejaran libre para evitar que el escándalo repercutiera en su gobierno. Esto no es un spoiler, porque este hecho real se ha convertido prácticamente en una leyenda urbana en México, un verdadero símbolo de la intolerancia hacia las distintas orientaciones sexuales en ese país, que sin embargo no era mayormente conocido en el resto del mundo.

Hasta ahora, porque El baile de los 41, coproducción entre México y Brasil que se estrenó en cines aztecas en noviembre pasado y acaba de debutar en Netflix, permite dar a conocer este acontecimiento de manera más masiva y en las más diversas latitudes. Es el tercer largometraje del realizador mexicano David Pablos, quien desde la década pasada con sus trabajos anteriores ya ha participado en importantes festivales internacionales. De hecho, su anterior film, “Las elegidas” se estrenó mundialmente en la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes 2015.

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Espléndida ambientación de época

Más allá de su argumento, lo que más llama la atención y que no se puede dejar de destacar de partida es el espléndido trabajo de ambientación de época. Además de que las sofisticadas locaciones escogidas de Ciudad de México y Guadalajara funcionan a la perfección para mostrar los círculos más privilegiados del México de hace más de un siglo. Hay un laborioso despliegue del equipo de dirección de arte que encabeza la diseñadora de producción Daniela Schneider y que incluye a la chilena Mary Ann Smith. El vestuario y los decorados en las escenas de interiores cautivan la vista, apoyados por la dirección de fotografía de Carolina Costa, aunque en varios momentos lo visual y especialmente las opciones de iluminación parecieran tener un tono casi publicitario. Pero, en definitiva, el conjunto es bello y atractivo y da el contexto necesario a la historia.

Sin embargo, al margen de eso y lo loable que es contar y difundir esta historia a las audiencias contemporáneas, el resultado no consigue aprovechar todo el potencial que tenía. Esto, a pesar de que cuenta con un elenco convincente -desde jóvenes actores, hasta veteranos como Fernando Becerril- y el director maneja la puesta en escena con fluidez y ritmo sostenido, algo en lo que es un gran apoyo el montaje de la chilena Soledad Salfate, la misma de títulos como “Gloria”, “Rara” y “Una mujer fantástica”.

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Un guion que no aprovecha el potencial de la historia

Quizás en buena medida lo que no resulta sea responsabilidad del guion de Monika Revilla, quien además es productora ejecutiva y ha trabajado previamente en producciones de Netflix como “La casa de las flores” y la decepcionante “Alguien tiene que morir”, ambientada en la España del franquismo. A juzgar por lo que vimos en esta última y ahora en “El baile de los 41”, parece que las historias de represión homosexual en contextos históricos del pasado no son su fuerte, ya que en ambas no saca el partido a su argumento y se queda sólo en la superficie.

Porque eso es lo que pasa acá: una historia en la que ya se sabe qué va a pasar, pero que al margen de eso igual pudo haber profundizado en las convenciones sociales, en los sentimientos y emociones de ese grupo de hombres que tenían una doble vida y se reunían en una suerte de club privado donde daban rienda suelta a lo que no podían expresar públicamente con sus familias o esposas e hijos. Pero acá la trama prefiere centrarse sólo en el triángulo amoroso que se va generando cuando el diputado Ignacio de la Torre, quien buscando afianzar aún más su carrera política se ha casado por conveniencia con Amada, la hija del presidente mexicano, empieza a sentir una súbita pasión por Evaristo Rivas. Cuando Amada comienza a sentirse insatisfecha con su matrimonio tanto en lo sexual como en lo afectivo, las sospechas, inseguridades y temores irán aumentando y la situación de Ignacio irá haciéndose más delicada, poniendo en riesgo sus planes para postularse como gobernador.

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Estereotipos y superficies

«Nunca había visto a tanto maricón reunido», comentará Evaristo cuando es aceptado en el club que ahora pasa a tener 42 integrantes, pero a pesar de que ahí estaba la posibilidad de explorar en la psicología de esos hombres juntos en ese contexto y en un ámbito en que tienen sus propias reglas y protocolos formales, todo queda reducido a estereotipos, como por ejemplo la ópera que escuchan o las representaciones teatrales cómicas que hacen para entretenerse. Llama la atención que aparentemente entre ellos son muy liberales y tienen todo asumido sin mayores problemas ni complicaciones y que su único problema sería el «qué dirán» de su entorno; en una sociedad tan machista como la mexicana. Es de imaginar que más de alguno de ellos podría tener conflictos internos con vivir de manera libre y desenvuelta su homosexualidad.

Pero, aunque incluye algunos desnudos y escenas de sexo, curiosamente a “El baile de los 41” le falta pasión y emoción real, e ir más allá de la anécdota. La historia se vuelve un poco reiterativa y esquemática, prefiere reducirlo todo a las intensas miradas entre Ignacio y Evaristo, a la creciente frustración y molestia de Amada y a la tensión y barreras que se van formando entre los esposos. Incluso lo que anuncia el título y la razón de ser del film, el baile mismo, se despacha rápidamente en la media hora final, siendo casi una culminación. Al menos el desenlace es efectivo y es inevitable no lamentar la condena social a quienes sólo querían expresar lo que sentían, pensaban y anhelaban. Porque a pesar de todo, es importante que esta historia se dé a conocer más masivamente, pues nos ayuda a reflexionar sobre cómo por desgracia lo que ocurre acá en un periodo específico del pasado -el llamado «porfiriato» mexicano- por desgracia aún hoy, en pleno siglo XXI, se ve reflejado en actitudes intolerantes y homofóbicas que siguen vigentes y no respetan los derechos de las disidencias e identidades sexuales.

Título Original: El baile de los 41
Director: David Pablos
País: México, Brasil
Año: 2020
Género: Drama histórico
Duración: 93 minutos
Con: Alfonso Herrera, Emiliano Zurita, Mabel Cadena, Fernando Becerril, Rodrigo Virago, Álvaro Guerrero, Roberto Duarte
Guión: Monika Revilla
Música: Carlo Ayhllon, Andrea Balency
Producción: Pablo Cruz, Marta Núñez Puerto, Arturo Sampson
Fecha de Estreno: 12 de mayo de 2021
Web: Ver Acá
Plataforma: Netflix

Joel Poblete Morales

Periodista y crítico de cine, ex presidente del Círculo de Críticos de Arte de Chile. Como miembro de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica, FIPRESCI, integró jurados de la crítica en festivales de Alemania, España, Suiza y México. Entre 2007 y este año fue uno de los programadores del festival de cine SANFIC. Periodo 2020 - 2023.

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