El concepto del “universo compartido” no es nuevo, como algunos pueden pensar, sino que ya lleva algunas décadas estando presente principalmente en la TV y en las historietas, siendo el historiador del cómic Don Markstein quien lo definió a inicios de los 70. Pero su cronología en el cine tiene un antes y un después con una fecha y un título claves: “Iron Man” en 2008, la película y su año de estreno que marcan el comienzo del más que famoso y exitoso Universo Cinematográfico de Marvel.
El que ya suma 23 cintas, si se agrega “Black Widow” y no se consideran las series que también son parte de este universo -entre ellas “WandaVision” y “Loki”-, y que no solo ha interconectado mundos y hecho de los cameos, el cruce de personajes y las escenas post crédito sus peculiaridades. También ha sido replicado por otros estudios, en especial Warner Bros., con buenos y no tan buenos resultados; desde el Universo Extendido de DC, pasando por el fallido Universo Oscuro de Universal, hasta el Universo de El Conjuro.
El cual también suele llamarse el “Conjuroverso” y suma la no despreciable cantidad de ocho largometrajes, desde la inicial “El Conjuro”, de 2013, donde se vio por primera vez al matrimonio de Ed y Lorraine Warren (Patrick Wilson y Vera Farmiga) usando su experiencia como investigadores de los paranormal -o “cazafantasmas” como se les dice en la misma cinta- para ayudar a la familia Perron en 1971. Y del que también forman parte los filmes centrados en la malvada Annabelle, La Monja y La Llorona.
Los Warren y una tercera aventura que se inicia con un exorcismo que no sale tan bien
Una saga a la que, después de la aventura de los Warren en Inglaterra ambientada a fines de los 70 y estrenada en 2016, se une otro largometraje con la pareja como protagonista: “El Conjuro 3: El Diablo me Obligó a Hacerlo”, que hace poco pasó a formar parte del catálogo de HBO Max. Una apuesta por el terror que ya no tiene al australiano James Wan a cargo de su dirección, sino que al estadounidense Michael Chaves, quien ya fue parte de esta universo fílmico al realizar “La Maldición de La Llorona” (2019) y acá está a cargo de un relato que se ambienta en 1981, en Brookfield, una ciudad vecina a donde viven los demonólogos en Connecticut.
Y es en una de sus grandes casas que la pareja ayuda en el exorcismo del pequeño David Glatzel (Julian Hilliard), quien a sus ocho años de edad está poseído por un demonio; el cual, junto con el Padre Gordon (Steve Coulter), los Warren buscan expulsar del cuerpo del niño. Tarea en la que cuentan con la ayuda de los padres de David, Carl y Judy (Paul Wilson y Charlene Amoia), su hermana mayor Debbie (Sarah Catherine Hook) y el novio de esta última, Arne (Ruairi O’Connor), un joven muy cercano a la familia y, en especial, al poseído David.
Un conjuro que se torna cada vez más complicado, con el niño literalmente arañando las paredes y retorciendo de manera sobrenatural su cuerpo, y Ed siendo atacado, mientras Arne, desesperado, le ofrece al demonio que deje al niño y se apodere de él. Pero, tras largos minutos de lucha, finalmente la ceremonia llega a su fin y Ed es enviado a un hospital tras sufrir un ataque al corazón. Lugar en el que estará internado durante un mes, mientras Lorraine y su joven hija Judy (Sterling Jeris) lo acompañan.
La búsqueda de la pareja de demonólogos para evitar la pena capital de Arne
Pero hay un hecho esencial que ocurrió durante el exorcismo del que Ed fue testigo: el demonio realmente pasó al cuerpo de Arne. Un grave hecho que apenas el investigador paranormal despierta en su cama de hospital comparte con Lorraine para evitar una tragedia, enviando a la policía donde viven Arne y Debbie. Sin embargo, el joven, poseído por el demoníaco espíritu, ya atacó a su arrendatario y lo asesinó de 22 puñaladas, siendo arrestado y enviado a prisión para esperar una condena que podría ser la pena capital.
Luego de convencer a la abogada defensora de que el muchacho actuó bajo una posesión, la pareja protagónica se enfoca en encontrar las pruebas suficientes para ayudarlo. Esto los lleva a encontrar un tótem con una maldición debajo de la casa de los Glatzel e investigar el caso de una chica que mató a su mejor amiga de 22 puñaladas y después desapareció. Dos hechos al parecer inconexos que ayudarán a los Warren a dar los pasos esenciales en una búsqueda algo complicada por el estado de salud de Ed.
En una tercera entrega fílmica donde nuevamente el ocultismo pone en peligro a personas promedio, como también a sus personajes esenciales: Ed y Lorraine Warren, quienes, gracias a la actuación de Vera Farmiga y Patrick Wilson, han hecho que su carisma y su profunda relación afectiva -acá más profundizada- sean los ingredientes esenciales de “El Conjuro”. Al mismo tiempo que combaten entidades demoníacas y brujería, y el director de esta entrega, Michael Chaves, trata de mantener el estilo de las cintas con la firma de James Wan.
Sin embargo, su trabajo está más cerca del policial y es demasiado evidente su “homenaje” al clásico “El Exorcista” -en especial cuando llega el sacerdote y se sitúa frente a la casa-, haciendo de este capítulo del “conjuroverso” uno de los más débiles de la trilogía centrada en los Warren. Aunque hay que aclarar que “El Conjuro 3: El Diablo me Obligó a Hacerlo” está por encima de la media de la saga, y títulos como “La Maldición de La Llorona” y “La Monja”, logrando hacer que el espectador pase varios sustos y se mantenga atento a su trama de casi dos horas de duración.
Título Original: The Conjuring: The Devil Made Me Do It
Director: Michael Chaves
País: Estados Unidos
Año: 2021
Género: Terror, Suspenso
Duración: 112 minutos
Con: Patrick Wilson, Vera Farmiga, Ruairi O’Connor, Sarah Catherine Hook, Julian Hilliard, Paul Wilson, Charlene Amoia, Steve Coulter, John Noble, Eugenie Bondurant
Guión: David Leslie Johnson-McGoldrick
Música: Joseph Bishara
Producción: James Wan, Peter Safran
Web: Ver Acá
Fecha de estreno: 9 de mayo de 2021
Plataforma: HBO Max
