Una película dramática franco- estadounidense, dirigida por el reconocido cineasta Ira Sachs, responsable de cintas como “Little Men” y “Strange Love”; y con un talentoso reparto encabezado por Isabelle Huppert , Greg Kinnear, Marisa Tomei y Jérémie Renier.
Filmada en la histórica ciudad portuguesa de Sintra, conocida por sus jardines, villas y palacios de ensueño, tiene todos los ingredientes para ser una películas de aquellas, pero solo encontraremos una obra lánguida, a ratos aburrida y que no logra hacer un desarrollo interesante de las historias que se plantean.
Este pequeño drama, insertado dentro de una naturaleza exuberante, se concibe como un delicado retrato familiar en el que resuenan las alegrías y las penas que dan forma al curso de la vida. En el centro de todo encontramos a Françoise Crémont, una actriz famosa que decide llevar de vacaciones a miembros de su familia, una amiga y hasta a su ex marido. Alrededor de ella se desenvuelven pequeños grupos, que tienen sus propios conflictos, pero que llegan a desaparecer bajo la luz cegadora de la actriz- tanto la de la vida real como de la ficción-. Porque Frankie parece fría e individualista, manipuladora y madura, que, al arrastrar al resto de los personajes a la belleza del pintoresco pueblo que eligió, parece como un último acto de control.
El motivo del viaje solo lo sabe la protagonista, pero si queda claro que padece una enfermedad terminal y que la reunión obedece más a una despedida que a otra cosa. Eso pensando en simple, porque lo que realmente busca con los demás personajes, nunca lo descubrí. A lo mejor, que la perdonaran por acciones pasadas. Tal vez juntar personas que son afines o, por último, que se produzca un milagro ya que las leyendas de Sintra indican que hay una fuente de agua curativa. En fin, lo dejo a la imaginación de cada uno.
Lo concreto que podemos captar a través de los diálogos, bastante insípidos eso sí, son los tonos de constante reproche y frustración, especialmente en el ex marido y el hijo de la actriz. Lo que también queda muy claro es lo controladora y manipuladora que es la protagonista, que intenta dirigir los caminos de quienes seguirán viviendo, moviendo los hilos del destino hasta el final. Por ejemplo, haciendo lo imposible por emparejar a su hijo con la estilista a pesar que ésta llega al pueblo acompañada.
La actuación de Huppert como siempre está a la altura y su estilo, entre despectivo y lejano, le da una intencionada frialdad a la cinta, lo que es bueno porque temas como la muerte y la enfermedad, son una tentación para el melodrama y la cosa lacrimógena. Sin embargo, hasta ahí no más las buenas intenciones porque no hay nada nuevo bajo el sol, en cuanto al tratamiento de ideas o emociones. El director tampoco aprovecha bien a todos los actores para el desarrollo de las historias, por ejemplo la que protagonizan Marisa Tomei y Greg Kinnear, tremendos actores. La relación de Huppert con su ex marido, tampoco dice mucho.
Ira Sachs es un cineasta conocido por sus contenidos, mayoritariamente dramas urbanos, situados casi siempre en Nueva York. Pero, en esta ocasión, se aleja de las calles e interiores de la gran manzana para desplazarse hasta las pintorescas calles y los alrededores boscosos de la ciudad portuguesa de Sintra. Parece que el cambio de escenario lo afectó y entremezcló a todos los personajes y los dejó ser, dejando que ellos hagan el resto muy al estilo de Woody Allen. Mala decisión.
Título original: Frankie
Director: Ira Sachs
País: Francia, Portugal
Género: Drama
Año: 2020
Duración: 100 minutos
Guión: Ira Sachs, Mauricio Zacharias
Con: Isabelle Huppert, Marisa Tomei, Jérémie Renier, Brendan Gleeson, Pascal Greggory
Música: Dickon Hinchliffe
Producción: Saïd Ben Saïd, Michel Merkt
Fecha de estreno: 27 de Febrero de 2020
Web: Página Oficial
Distribuidora: BF Distribution
