¿Qué pasa cuando una mujer de 70 años pierde de un día para otro a su marido, el único hombre de su vida y no parece haber demasiadas perspectivas para continuar su vida en la localidad rural donde habita? Eso es parte de lo que aborda la directora y guionista Nicol Ruiz Benavides en su primer largometraje: La nave del olvido, que acaba de entrar a la cartelera local y es el primer estreno chileno de 2022, luego de un recorrido en más de 60 festivales dentro y fuera de Chile, incluyendo reconocimientos como Mejor Dirección en la competencia oficial del Festival de Huelva en España y también en la Competencia de Cine Chileno de Sanfic el año pasado, entre otros.
Pero, la ópera prima de esta realizadora agrega otros elementos cuando la protagonista, Claudina, tiene que entregar la casa en la que su marido fue capataz y donde vivieron desde que se habían casado y debe irse a vivir con su hija Alejandra y su nieto de 10 años Cristóbal. Ahí conocerá a la vecina, Elsa, una mujer resuelta y llena de energía, quien pasa mucho tiempo sola mientras su marido viaja por trabajo y con la que establecerá un lazo que le irá permitiendo experimentar sensaciones y sentimientos que hasta ahora nunca había explorado.
Aunque afortunadamente las cosas van cambiando cada vez más, en la sociedad aún hay muchos prejuicios en torno a lo femenino en relación a las convenciones y roles que una mujer debe asumir en la vida, algo que explora muy bien “La hija oscura”, la elogiada película disponible en Netflix que comentamos recientemente en Placer Culpable. Pero, si a eso le agregamos el contexto chileno de los pueblos pequeños, donde todos se conocen y además estamos hablando ya no de una mujer de mediana edad sino en plena madurez y en un momento en que es tan difícil comenzar de cero o emprender nuevos rumbos, estamos ante temáticas que habitualmente no sólo han sido invisibilizadas en nuestra sociedad, sino además no han sido mayormente representadas en el cine local. Ya de por sí, eso hace más valiosa, interesante e incluso necesaria la propuesta de “La nave del olvido”.
Un protagónico para Rosa Ramírez
Otro gran mérito que aporta el filme es darle un rol protagónico a una actriz que si bien desde hace más de tres décadas es asociada con el debut y creación de un personaje ya mítico en el teatro chileno -el papel titular en “La negra Ester”-, no hemos podido apreciar tanto en pantalla grande como merece su talento: si bien Rosa Ramírez ha tenido roles secundarios en películas como “Fiestapatria”, “La visita” y “Mala junta”, Claudina es recién su primer protagónico en un largometraje. ¡Y qué bien le sabe dar vida! tímida, entrañable y cálida, le da una humanidad al rol que la hace aún más creíble y que permite que la audiencia conecte con lo que está pasando. Además, se complementa muy bien con lo que despliega la actriz Romana Satt en el rol de Elsa (más extrovertida y espontánea), desarrollando ambas una química muy conectada con los lazos que van estableciendo y los momentos que comparten, desde lo íntimo hasta cosas cotidianas como ir a comprar a un negocio en el barrio o las lecciones de manejo que le da a Claudina, para aprovechar el vehículo, lo único que le dejó su marido.
A pesar de los aciertos, también hay que decir que la película pudo haber desarrollado aún más o profundizado otros aspectos. Por ejemplo, lo relacionado con extraños fenómenos que se perciben en la zona, que al parecer podrían ser ovnis, o las naves a las que hace referencia el título: en la radio se habla de animales que han sido encontrados muertos, se ven personas apuntando al cielo y en distintos momentos los protagonistas ven luces que lo iluminan todo. Pero finalmente no tienen mayor injerencia en la trama, más allá de que pudieran tener un valor simbólico en el proceso interno que está viviendo Claudina.
Personajes por desarrollar
Tampoco se desarrollan lo suficiente las amistades de la protagonista, ya sea su amiga de mucho tiempo o Ignacia, la joven de la que la protagonista se hace amiga y con quien puede hablar cosas más personales o contrastar la juventud con la madurez; o alguien que tenía mucho potencial y pudo ser aún mejor perfilado, especialmente considerando el marco en el que se presenta: Facundo Ambrosio, a quien Claudina conoció en su época de liceo y ahora prefiere que le digan Ambrosia y al parecer es el dueño o administrador del club y bar clandestino El Porvenir, una casona ubicada al otro lado del puente. También habrá cambios en otros personajes que parecen muy bruscos y en los que no se profundiza, o además queda la impresión de que por muy bonito que sea el desenlace, de todos modos se siente un poco abrupto y apresurado.
Pero considerando todo eso, de todas maneras se trata de una ópera prima muy prometedora, que no sólo funciona como retrato femenino, como reivindicación del derecho de una mujer madura a explorar su intimidad, a dejarse llevar por lo que siente y quiere sentir, a ser libre y aprender a conocerse a sí misma aunque para muchos pudiera parecer que ya es tarde («qué tontera, llegar a vieja y recién sentirme así», dirá en un momento Claudina); también es una lograda mirada a ese contexto rural, ese Lautaro tan bien reflejado en pequeños detalles, con escenas breves y cotidianas. Ese sur tan real y de cierta melancolía en la atmósfera, con el sonido de la lluvia y el aporte de la música incidental, pero que también puede ser tan implacable y hasta intolerante en los prejuicios.
Título Original: La nave del olvido
Director: Nicol Ruiz Benavides
País: Chile
Año: 2020
Género: Drama
Duración: 71 minutos
Guión: Nicol Ruiz Benavides
Con: Rosa Ramírez Ríos, Romana Satt, Gabriela Arancibia, Cristóbal Ruiz, Claudia Devia, Raúl López Leyton, María Carrillo Flores
Música: Santiago Jara
Producción: Catalina Fontecilla Saieh, Nicol Ruiz Benavides, Víctor Rojas Morales
Fecha De Estreno: 13 de enero, 2022
Distribuidora: La Distribuidora
