Placer Culpable

Dic 4, 2020

Lina De Lima

A lo largo de los últimos 15 años, la periodista y cineasta María Paz González ha ido afianzando una valiosa trayectoria cinematográfica en el documental, tanto como realizadora con su primer largometraje, “Hija” (2011), como también en su faceta como productora, en interesantes títulos como “El poder de la palabra”, “Robar a Rodin” y la reciente “El viaje espacial”. Y a casi una década de su ópera prima, está de regreso en la dirección, pero en esta oportunidad con su primera incursión en la ficción, con la que el año pasado ganó la Competencia Largometraje Chileno del Festival de Cine de Valdivia (otro premio en uno de los principales certámenes fílmicos chilenos, pues en 2011 ganó la competencia de FIDOCS con “Hija”). 

Aunque en rigor, en “Hija” -donde estaba no sólo detrás de cámaras, sino también delante, co-protagonizando el film junto a su propia madre- ya se entremezclaban el documental y la ficción. De hecho, “Lina de Lima” originalmente era un proyecto documental, que por el camino llegó a ser una ficción, aunque con muchos elementos de realidad. Y estamos ante una película que ha debido superar obstáculos que fueron surgiendo en el camino, por lo que se justifica lo de que «la tercera es la vencida», como ha dicho González en estos días, refiriéndose a los dos previos intentos de estrenarla comercialmente: luego de un circuito de festivales internacionales que se inició con su debut mundial el año pasado en el Festival de Toronto, y tras su paso por Valdivia, se había anunciado su estreno en salas para noviembre de 2019, pero las circunstancias del estallido social obligaron a postergarlo hasta el 19 de marzo ,y en esos días, cuando ya estaban todos los afiches en las calles, la pandemia llevó nuevamente a suspenderlo, hasta ahora que se podrá ver online.    

Y la espera ha valido la pena, porque como se ha leído en testimonios en redes sociales de quienes ya han podido verla en su paso por festivales, “Lina de Lima” tiene el potencial para cautivar de manera muy transversal. Su protagonista, Lina, es una inmigrante peruana en Santiago que se desempeña como empleada doméstica y como todos los años está preparándose para su tradicional viaje para pasar la Navidad con su familia en Lima, mientras en la ausencia de su empleador cuida la espaciosa y acomodada casa donde trabaja en el sector oriente de la capital chilena, en claro contraste con el cité donde arrienda una pieza para dormir en las noches.

Este argumento podría dar origen a un relato triste y desesperanzado, pero el acercamiento de González como guionista y directora es mucho más fresco y sorprendente, partiendo por la forma en que se ha estado definiendo a este largometraje, como una «dramedy musical». Sí, porque el humor se hace presente a lo largo de diversos momentos y detalles y lo musical tiene un rol muy importante, desde que a los pocos minutos de metraje y de manera inesperada, los recuerdos trasladan a Lina a la actuación de un coro de niños -el verdadero coro «Los Toribianitos»- cantando «Hoy es Noche buena» en un acto escolar navideño donde ella fue a ver a su hijo cuando aún era niño, hasta los créditos finales acompañados por la contagiosa «Amor por internet». A lo largo de las distintas canciones compuestas por Cali Flores y José Manuel Gatica -quienes además escribieron las letras, junto a la propia directora y su actriz protagonista- los simpáticos, coloridos y expresivos números musicales llevan al espectador por diferentes estilos visuales y sonoros, sirviendo a la vez como forma de expresión de lo que la protagonista piensa, siente y desea. 

Lo anterior es habitual en el musical, pero como en el cine chileno de las últimas décadas los ejemplos de este género no superan los dedos de una mano, “Lina de Lima” se siente aún más espontánea y creativa. Sobre todo, por la manera en que aborda la realidad migrante, una temática que se ha hecho aún más urgente y vigente en los últimos años en la sociedad chilena y que hasta ahora la cinematografía local de ficción sólo ha tenido en cuenta en unos pocos largometrajes, como «Ulises», de Oscar Godoy, «Perro bomba», de Juan Cáceres, y ahora último «Parío y críao», de Jorge Donoso.

Pero todos esos acercamientos provenían de directores y con protagonistas masculinos, mientras en esta ocasión lo femenino se hace muy presente y aporta una mirada distinta de lo habitual. Ya en “Hija” y la relación entre ella y su propia madre, González nos había entregado esa reflexión femenina y acá consigue ir más allá de los clichés y estereotipos para conformar un rol protagónico que se siente muy real y humano, en buena medida por la convincente y sincera interpretación de la reconocida actriz y cantante peruana Magaly Solier (La Teta Asustada).

Directora y actriz logran construir y desarrollar en Lina un gran personaje protagónico, que va encontrando distintos obstáculos en el camino, pero a diferencia de lo que muchas veces acostumbra el cine en estos casos, no se convierte en una sufrida víctima y siempre se mantiene digna y decidida, tanto en los momentos de tristeza como en los alegres, porque Lina no se niega a los placeres y deseos y también sabe disfrutar de las formas de evadir la rutina y a la vez sentirse acompañada, lejos de su país y teniendo que asumir que el lazo con su familia ya no es tan estrecho, en especial la relación con su hijo que sigue en Lima ya no es tan cercana y directa como era antes. Ya sea a través de encuentros sexuales o salidas a bailar, la protagonista sigue a flote, viva y sin darse por vencida ante las adversidades.

En “Lina de Lima” el ritmo no siempre es tan sostenido y fluido y probablemente no todos los espectadores encontrarán que los números musicales y la forma en que se insertan en la historia funcionan por completo. Pero más allá de eso, es un trabajo estimulante y atractivo que confirma en su tono y puesta en escena la sensibilidad y talento de su directora para reflejar la realidad, a través de elementos tan logrados como el uso del espacio y las locaciones o el trabajo visual con el siempre destacado director de fotografía Benjamín Echazarreta. Este último, responsable de títulos como “Gloria” y “Una mujer fantástica” ha demostrado su talento para retratar potentes personajes femeninos que salen adelante y se alzan contra viento y marea.

Ya sea en los detalles cotidianos, en los silencios y miradas, en las risas, en la complicidad que tiene con la hija de su patrón e incluso en una divertida y memorable conversación luego de tener sexo, esta Lina de Lima se siente vital, cercana y creíble. Y siempre se agradece cuando el cine chileno nos entrega personajes así. 

Funciones online a partir de este sábado 5, entradas a la venta en Punto Ticket.

Joel Poblete Morales

Periodista y crítico de cine, ex presidente del Círculo de Críticos de Arte de Chile. Como miembro de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica, FIPRESCI, integró jurados de la crítica en festivales de Alemania, España, Suiza y México. Entre 2007 y este año fue uno de los programadores del festival de cine SANFIC. Periodo 2020 - 2023.

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