Placer Culpable

Ene 1, 2021

Son muchas las razones para entender por qué esta película está cautivando a todo el mundo. De partida, más allá de su calidad misma, el hecho de ser «lo nuevo de Pixar» es siempre un elemento que genera interés inmediato, por el excelente nivel habitual de sus producciones que los han consolidado a lo largo del último cuarto de siglo. Además por supuesto había expectación cinéfila tratándose de uno de las producciones masivas cuya fecha de estreno se vio más afectada por la pandemia: originalmente debutaría en junio e incluso estaría en el Festival de Cannes -lo que le permitió de todos modos quedarse con el sello que certifica su selección en el certamen francés-, luego se anunció que llegaría a los cines en noviembre y finalmente, considerando la situación que el virus seguía provocando en buena parte del mundo, tras participar en algunos festivales, tuvo su estreno oficial el pasado viernes 25 exclusivamente en Disney+, aunque aquellos países que aún no tienen esa plataforma y han podido abrir sus cines han logrado exhibirla en salas.  

Llegar a los espectadores en esa fecha tan significativa es casi como un regalo navideño, lo que por supuesto agregó un componente emotivo extra que conecta muy bien el espíritu de esas fechas y con la historia que cuenta Soul, más aún en el contexto que hemos estado viviendo en este año pandémico y sus repercusiones en nuestras vidas. Tratándose de un filme que reflexiona sobre las vidas que llevamos o lo que queremos hacer con ellas, nuestros sueños e ilusiones, no podía llegar en mejor momento que en este agitado 2020. Y hay otros dos ingredientes que quizás también aportan a la emoción, aunque se den prácticamente por coincidencia: es la primera película de Pixar que tiene un protagonista afroamericano, desarrollándose además en su ambiente cotidiano que se ve reflejado con un aura simpática, cálida y muy humana, lo que se produce precisamente en este año en que las reivindicaciones raciales tomaron aún más fuerza en Estados Unidos; y más encima el segmento «terrenal» de la historia transcurre en Nueva York, retratándola como una ciudad estimulante, encantadora y llena de vida, justamente en este 2020 en que la emblemática Gran Manzana y sus habitantes han sido duramente golpeados por la pandemia, lo que sin duda hace más conmovedor y melancólico ver las imágenes de la película.

Soul 02

Sabiendo que el realizador del largometraje es Pete Docter -quien co dirige junto a Kemp Powers- también podíamos tener altas expectativas, si consideramos que era el mismo cineasta detrás de tres de los hitos más recordados y queridos por el público de Pixar:  “Monsters Inc”, “Up” e “Intensa mente”; de hecho, por lo que se había podido ver en los trailers que circulaban desde hace un año y lo que se sabía de su historia, era con esta última película con la que parecía haber más elementos en común, con su reflexión íntima y existencial que desde lo cotidiano se sumerge en lo que hay en nuestro interior. En este caso, Soul se centra en Joe Gardner, un profesor de música cuyo sueño permanentemente postergado de ser músico de jazz está a punto de cumplirse cuando justo un accidente interrumpe su ilusión y aunque podría haber muerto, su alma inicia una aventura en la que existiría la posibilidad de regresar a la Tierra y a la vida para retomar su anhelo. 

Dos estilos de animación y banda sonora

Desde su dinámico inicio, cuando en menos de 10 minutos conocemos a Joe y su realidad, entendemos lo que lo mueve e inspira y en una divertida secuencia tras haber dicho «Moriría como un hombre feliz» lo vemos efectivamente corriendo riesgo de morir hasta caer en un agujero. Soul parte muy bien y en su conjunto tiene indudablemente muchos aciertos. Por ejemplo, lo bien que diferencia visualmente con dos estilos de animación los dos mundos en los que transcurre, el ámbito inmaterial, etéreo y con una estética prácticamente «new age» donde se desenvuelven las almas y sus mentores, y el vivaz y cautivador entorno neoyorquino.

Soul 03

Y esa diferencia también se refleja en su banda sonora, porque mientras los sones jazzísticos de Jon Batiste ambientan lo terrenal, el ámbito de las almas cuenta con la música más característicamente electrónica de la cotizada dupla que conforman Trent Reznor y Atticus Ross, que nos recuerda a otras creaciones suyas, como el notable soundtrack de la serie Watchmen. Interesante elección de Pixar, porque salvo puntuales excepciones como los compositores Patrick Doyle y el binomio Mychael Danna y Jeff Danna, desde los años 90 en adelante sus producciones han contado preferencialmente con las partituras de Randy Newman, Thomas Newman y en especial el gran Michael Giacchino. El estilo que aportan acá Reznor y Ross es muy diferente al sonido de las otras producciones del estudio, pero se adapta bastante bien al contexto, confirmando de paso el gran año que han tenido: ganaron el Emmy por Watchmen, y ahora incluso podrían ser doblemente nominados al Oscar, tanto por Soul como por su atmosférica banda sonora para Mank. Sería un hito.

¿Es una de las mejores producciones de Pixar?

Pero aunque esté encantando a toda la crítica internacional y haciendo llorar a muchos espectadores de las más diversas latitudes, personalmente no quedé demasiado conforme o entusiasmado con Soul, que me pareció una película efectiva y grata, pero no considero que sea una obra maestra o esté a la altura de las producciones más memorables de Pixar. Por un lado, no la encontré demasiado entretenida, aunque tiene algunos momentos divertidos, indudablemente, en especial al principio cuando conocemos al personaje 22 -que ofrece momentos cómicos ya que necesita encontrar su chispa 22 y no lo ha logrado, a pesar de mentores que han ido desde la madre Teresa de Calcuta, Copérnico, Muhammad Ali, María Antonieta y Carl Jung hasta Arquimedes- o en los instantes en que se producen los enredos y confusiones cuando Joe se convierte en el gato Mr. Mittens, recordándonos otras clásicas transformaciones de humano a animal en películas Disney, como ocurría con el actor protagonista de El perro humano (1959), y en animación en algunos de los momentos más memorables de La espada en la piedra (1963).

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En cuanto a emoción, reconozco que está bien tratada y se entiende que por todas las razones mencionadas al principio de este texto se logren tocar las fibras del público en el contexto actual, pero incluso ciertas secuencias que deben ser las más emotivas me parecieron un poco predecibles y hasta me recordaron momentos como el bello, epifánico e inolvidable instante en que el crítico Anton Ego recordaba su infancia en Ratatouille. La animación es excelente, pero creo que el guión no está a la altura: es valorable y arriesgado tratar de desarrollar una trama así en una película de este tipo que sin dudas tiene vocación masiva, pero a diferencia de Intensa mente acá el argumento no es todo lo profundo que al parecer pretendía ser, e incluso se hace enredado y rebuscado y no se desarrolla lo suficiente y la forma en que se resuelve todo no es demasiado convincente y se puede sentir un poco apresurada. El público adulto indudablemente conecta con lo que se cuenta, ¿pero los niños más pequeños podrán enganchar con el amor por el jazz, o entenderán bien conceptos como las almas perdidas, el Seminario del Yo, el Gran Antes o El Gran Después? Lo que sí está fuera de toda discusión, es que habríamos preferido verla en un cine.

Disponible en Disney+

Título Original: Soul
País: Estados Unidos
Año: 2020
Director: Pete Docter y Kemp Powers
Duración: 100 minutos

Joel Poblete Morales

Periodista y crítico de cine, ex presidente del Círculo de Críticos de Arte de Chile. Como miembro de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica, FIPRESCI, integró jurados de la crítica en festivales de Alemania, España, Suiza y México. Entre 2007 y este año fue uno de los programadores del festival de cine SANFIC. Periodo 2020 - 2023.

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