Placer Culpable

Oct 21, 2022

El próximo año serán ya dos décadas desde el debut en la pantalla de Manuela Martelli, con su sólido personaje protagónico en “B-Happy”, al que seguiría su emblemática participación en “Machuca”, iniciando así una meritoria trayectoria como actriz dentro y fuera de Chile, filmando con algunos de los principales realizadores nacionales y también en producciones argentinas e italianas. Sin ir más lejos, este 2022 en la cartelera chilena ya la pudimos ver en dos coproducciones filmadas en los últimos años: “Vera de verdad” y “De la noche a la mañana”.

Pero además de su faceta interpretativa, desde hace un tiempo Martelli había estado mostrando su inquietud e interés por incursionar en la dirección, y si bien ya había probado con un par de cortometrajes filmados hace siete y ocho años, ha sido con su debut en el largometraje que definitivamente ha estado dando que hablar. Se trata de “1976”, su ópera prima que acaba de llegar a la cartelera chilena y que además de estar recibiendo elogios de crítica y público, ya ha estado conformando un exitoso recorrido internacional: se estrenó mundialmente en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, se exhibió en certámenes como San Sebastián, ha sido premiada en ciudades de diversas latitudes -Jerusalén, Lima, Londres, Atenas, Biarritz-, acaba de ser distinguida como mejor filme chileno en el Festival de Valdivia; y fue confirmada como  representante chilena que buscará ser nominada a Mejor Película Iberoamericana en los premios Goya.

De la actuación a la dirección

Más allá de tales pergaminos, efectivamente este prometedor primer largometraje confirma a Martelli como una cineasta sensible, detallista e intuitiva. No deja de ser interesante y curioso que, aunque en Chile tenemos tantos buenos actores y actrices, son escasas las veces en que éstos cruzan la frontera de su oficio y se atreven a probar en la dirección (una de las pocas excepciones que se vienen a la memoria son Boris Quercia y Diego Ruiz en el largometraje, o Mario Horton, Samuel González, Paulo Brunetti y Néstor Cantillana con cortometrajes), así que con mayor razón este debut es meritorio. Más aún si consideramos que la ahora también cineasta decidió contar una historia que transcurre en el año que indica el título, en plena dictadura chilena, un periodo que siempre implica riesgos y genera prejuicios y reacciones mixtas al ser representado en la pantalla.

Pero el punto de vista y la realidad que se muestran en 1976 aportan otros matices, ángulos y conexiones que no se han visto a menudo en las representaciones de esos oscuros y complejos años en el cine local. A menudo vemos esta época desde la mirada protagónica masculina y, generalmente desde sectores sociales de clase media o gente de escasos recursos, pero en esta oportunidad la protagonista es Carmen, una mujer de situación acomodada que está pasando una temporada fuera de Santiago supervisando arreglos en la casa familiar de la playa, y ante la solicitud del sacerdote local que sabe de sus conocimientos de enfermería, acepta ayudar de manera secreta y clandestina a visitar y curar a un joven frentista que ha sido herido y a quien tienen escondido en las dependencias parroquiales.

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Mirada y equipo femeninos

Además de la mirada femenina y desde un sector más acomodado, también es interesante cómo a diferencia de la mayoría de los trabajos ambientados en la dictadura que se centran en la realidad capitalina, acá se opta por un entorno costero e invernal, lo que aporta mucho a la propuesta visual, realzada por la excelente fotografía de la argentina Yarará Rodríguez, quien ha trabajado con reconocidos realizadores trasandinos como Santiago Mitre y Benjamín Naishtat. En vez de lo que muchos asocian con el mar y la playa, acá se privilegian los tonos más sombríos, marcando contraste con los colores con los que quiere redecorar Carmen la casa, o en otros momentos como el locutorio donde la protagonista va a hablar por teléfono. Rodríguez no es el único importante aporte femenino en el equipo artístico y técnico convocado por Martelli, ya que las talentosas artistas también incluyen en el montaje a Camila Mercadal (de quien recientemente también vimos su labor en el documental “Gaucho americano”), en la detallista y lograda ambientación de época a la directora de arte Francisca Correa, y en su atípica e interesante banda sonora, que acentúa los climas enrarecidos que surca la trama, la música de Mariá Portugal.

Y como era de esperar tratándose de una directora que proviene de la actuación, el desempeño del elenco es muy importante y uno de los aspectos más sólidos de “1976”. Partiendo por la protagonista, Aline Kuppenheim, quien actuó junto a Martelli en dos largometrajes: “Machuca” (¡cómo olvidar la escena que comparten en medio de una marcha y caceroleo!) y “La buena vida”, donde eran madre e hija, ambas dirigidas por Andrés Wood, quien es ahora uno de los productores de esta película. Kuppenheim no aparece tan a menudo en pantalla como nos gustaría (el último largometraje en el que la habíamos visto fue “Una mujer fantástica”), pero afortunadamente este año pudimos apreciarla en dos excelentes actuaciones, en la serie chilena de Netflix “42 días en la oscuridad” y ahora en esta Carmen de “1976”, un rol que requiere muchas sutilezas y en el que es tan importante lo externo como lo interno, ya que muchas veces expresa con sus silencios, sus miradas y gestos, lo que el espectador puede intuir está pensando o sintiendo pero no puede manifestar de manera abierta o directa, ya sea por su propia personalidad o por lo que la sociedad espera de una mujer como ella en circunstancias específicas. Son muy buenas sus interacciones con los demás personajes, tanto con su propia familia como con el frentista que interpreta Nicolás Sepúlveda, con quien adopta un rol casi maternal y protector, o como en la relación cálida y cercana que tiene con el sacerdote que encarna Hugo Medina y la complicidad con su empleada doméstica (Carmen Gloria Martínez). Incluso en un momento extraño y tenso que comparte con un desconocido, interpretado en una breve aparición por el argentino Germán de Silva, a quien hemos visto en algunos de los títulos trasandinos más elogiados de la última década, como “Relatos salvajes” y “Zama”.

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«¡Qué país más triste!» es una de las frases que se dicen en un momento del filme y eso es justamente lo que también puede percibir el espectador en el tono de melancolía que predomina en la puesta en escena, y que también refleja la propia Carmen. Las discusiones en la mesa por temas políticos que era mejor esquivar, la preocupación de regresar pronto para no toparse con el toque de queda, la incertidumbre de no saber quién nos escucha u observa en la calle o en un simple viaje en micro, son parte de lo que 1976 transmite muy bien. La atmósfera cotidiana siempre transmite una inquietud, una incomodidad que en momentos también se transforma en misterio y tensión, lo que aporta algunos toques de suspenso. Más que los discursos políticos, lo que acá cala más hondo es el retrato social y humano de unos tiempos tan complejos y oscuros, en que, aunque se pretendiera seguir con la rutina habitual, lo cotidiano y doméstico de todos modos se veía influenciado por lo que estaba viviendo el país. Aunque hay distintos elementos que se pudieron desarrollar aún más y lo que se ha ido construyendo en la trama pierde un poco de peso y fuerza con un desenlace en el que todo parece apresurarse y cerrarse de manera repentina y abrupta, eso no es un obstáculo para reconocer los logros y aciertos formales de Martelli en “1976”, uno de los debuts en el largometraje más prometedores y valiosos del cine chileno reciente.

Título original: 1976
Director: Manuela Martelli
País: Chile, Argentina
Año: 2022
Género: Drama
Duración: 95 minutos
Guión: Alejandra Moffat, Manuela Martelli
Con: Aline Kuppenheim, Nicolás Sepúlveda, Hugo Medina, Alejandro Goic, Carmen Gloria Martínez, Gabriel Urzúa, Amalia Kassai, Antonia Zegers, Marcial Tagle, Luis Cerda
Música: Mariá Portugal
Producción: Alejandra García, Andrés Wood, Dominga Sotomayor, Juan Pablo Gugliotta, Nathalia Videla, Omar Zúñiga
Fecha de estreno: 20 de octubre, 2022
Distribuidora: Market Chile

Joel Poblete Morales

Periodista y crítico de cine, ex presidente del Círculo de Críticos de Arte de Chile. Como miembro de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica, FIPRESCI, integró jurados de la crítica en festivales de Alemania, España, Suiza y México. Entre 2007 y este año fue uno de los programadores del festival de cine SANFIC. Periodo 2020 - 2023.

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