Han pasado más de diez años desde la última entrega, pero Destino Final: Lazos de Sangre llega para recordarnos que la muerte nunca olvida… y tampoco perdona. La sexta entrega de la saga no solo retoma el espíritu que la hizo famosa, sino que apuesta por cerrar el círculo de una vez por todas, jugando con los límites de lo improbable y llevándonos nuevamente por viaje de tensión, brutalidad y destino.
Desde el primer minuto, la cinta no se guarda nada. El accidente inicial —marca registrada de la franquicia— es simplemente brutal. Aunque, como ya es costumbre, todo se siente exagerado e inverosímil, el guión y la dirección logran que dentro de lo absurdo, cada giro parezca tener sentido. Ese es, quizás, el gran encanto de Destino Final: hacernos dudar de las cosas más cotidianas y convertirlas en trampas mortales llenas de suspenso. Como dato, al salir de la sala de cine se me cayó el celular y al estirarme a recogerlo sentí como era el inicio de un incidente!
Herramienta narrativa
A nivel técnico, el aumento de presupuesto es evidente. No solo en la calidad visual —notablemente superior a las primeras entregas de la saga—, sino también en el diseño sonoro y la selección musical. Las canciones no están ahí solo para ofrecer respiros entre tanta tensión y violencia, sino que funcionan como una herramienta narrativa que potencia la atmósfera. La cinta no depende exclusivamente de la violencia gráfica: la tensión se construye desde lo sensorial, desde lo que se sugiere más que lo que se muestra. A veces, basta con una puerta cerrándose lentamente para ponernos al borde del asiento. Sonido, encuadres y silencios están calculados con precisión para amplificar la incomodidad y mantenernos en constante alerta.
Uno de los aspectos más interesantes de Lazos de Sangre es cómo empieza a conectar con entregas anteriores, revelando reglas, consecuencias y secretos que dan un nuevo sentido a la historia general. Si bien la fórmula se repite —adolescente ve el futuro, intenta salvar al grupo y la muerte busca cobrarse uno a uno—, eso no impide que la película entretenga y mantenga esa mezcla de nervios, humor negro y angustia que ha caracterizado a la franquicia.
Un regreso digno, tenso y sangriento
¿Es exagerada? Sí. ¿Es violenta? Por supuesto. ¿Cumple con lo que promete? Absolutamente. Esta película es para quienes disfrutamos sufrir con cada escena y hasta hacer rankings personales de las muertes más memorables. Lo único que quizás no termina de convencer es su cierre: ese último minuto podría generar división entre los fans… pero mejor no tentar a la muerte criticándola demasiado.
Destino Final: Lazos de Sangre marca un regreso digno, tenso y sangriento. Es una entrega pensada para los fanáticos de siempre, que sabrán apreciar tanto los guiños como la intensidad de sus muertes. Eso sí, no estoy tan segura de que funcione como una buena puerta de entrada para nuevos espectadores: la exageración —que a los fans nos saca más de una risa por lo absurda— puede resultar demasiado para quienes no estén familiarizados con el tono de la saga.
- Título Original: Final Destination: Bloodlines
- Director: Zach Lipovsky, Adam B. Stein
- País: Estados Unidos, Canadá
- Año: 2025
- Género: Terror
- Duración: 1 hora 50 minutos
- Con: Tony Todd, Brec Bassinger, Richard Harmon, April Telek, Rya Kihlstedt
- Guión: Guy Busick, Lori Evans Taylor, basada en la historia de Jon Watts, Guy Busick, Lori Evans Taylor, basado en los personajes de Jeffrey Reddick
- Música: Tim Wynn
- Producción: Toby Emmerich, Dianne McGunigle, Craig Perry, Jon Watts
- Fecha de estreno: 15 de mayo, 2025
- Distribuidora: Warner Bros / NC Films Chile