Que Tim Burton y Halloween casen tan bien no es casualidad: su estética —oscura, irónica y a la vez vulnerable— convierte el reestreno de Sombras Tenebrosas en una cita obligada para quienes disfrutan del cine con un pie en lo siniestro y otro en lo hilarante. La película, que vuelve a las salas el 30 de octubre, adapta en clave burtoniana la mítica saga televisiva y nos devuelve a Collinsport, Maine, y a la mansión Collinwood, escenarios perfectos para un cuento de fantasmas, vampiros y familias descontroladas.
La historia arranca décadas antes de lo que será el clímax: en 1752, la familia Collins se embarca desde Liverpool rumbo a Estados Unidos con la esperanza de empezar de cero. Sin embargo, una maldición temprana se encarga de que ese nuevo comienzo no sea tan nuevo: el joven Barnabas —un hombre con un destino ambiguo entre galán y tragedia— rompe el corazón de una bruja que lo condena a convertirse en vampiro y lo entierra vivo. Veinte años después Barnabas alcanza un poder absoluto en Collinsport, hasta que su propia caída lo deja sellado por largos años… y dos siglos después la trama lo trae de vuelta a la vida en 1972, a un mundo irreconocible.
El retorno del vampiro no es un acto solitario
Barnabas regresa a una Collinwood en ruinas y a una familia Collins extravagante y disfuncional, cada miembro con secretos oscuros dignos de la mejor comedia macabra. Ahí es donde la mezcla de géneros funciona: lo grotesco y lo absurdo conviven con el drama íntimo de un hombre fuera de su tiempo, y la película se nutre del contraste entre el romanticismo gótico clásico y la cultura pop de los setenta.
En pantalla, Johnny Depp encarna a Barnabas con su mezcla habitual de melancolía y chispa excéntrica; Michelle Pfeiffer y Helena Bonham Carter completan un trío que da sentido emocional y mordacidad a la fábula. El reparto—repleto de caras capaces de abrazar la exageración controlada que pide Burton—contribuye a que la película sea tanto un espectáculo visual como una comedia negra con corazón.
¿Por qué volver a verla en cines?
Porque Sombras Tenebrosas es una experiencia sensorial: la dirección artística, el diseño de vestuario y la iluminación funcionaban ya en 2012 como un mundo en sí mismo; proyectada en pantalla grande, esa atmósfera gótica y camp cobra una nueva potencia. Además, el tono festivo y oscuro de la película la convierte en el plan perfecto para la temporada de Halloween: reír, señalar lo extraño y, al mismo tiempo, conmoverse con un antihéroe que solo quiere pertenecer.
Si te gustan los contrastes —terror con guiños cómicos, tragedia con risas incómodas— marca el 30 de octubre en tu calendario. El reestreno de Sombras Tenebrosas promete recordarnos por qué Tim Burton sigue siendo, décadas después, sinónimo de cine que abraza la extrañeza con ternura.