Reconozco que se me hizo un nudo en la garganta cuando vi la escena final de “Sin tiempo para morir”, la última película de Daniel Craig como el agente 007, James Bond, uno de los personajes más icónicos del cine y una de las franquicias más exitosa de todos los tiempos.
Fue en el 2006 cuando los productores de las novelas del escritor Ian Fleming anunciaron la contratación del sexto actor que encarnaría al mítico agente: Daniel Craig, un actor de teatro, cine y televisión no muy conocido para el público que, de inmediato, despertó controversia porque no era el prototipo físico de sus antecesores.
Con sólo 1,78 metros de altura, ojos azules, rubio y con pocos datos sobre él, los fanáticos no lo consideraron apto para el papel y tampoco a la altura física de él. Aducían que los productores se habían equivocado rotundamente es contratarlo e incluso hubo campañas en la RRSS para boicotear la producción de la primera película que filmaría el recién llegado: Casino Royale.
LA LUCHA CONTRA UNA IMAGEN
Cada uno de los actores que ha interpretado a James Bond, ha tenido que lidiar con el reto de una versión anterior a la de ellos. De la misma forma que es indiscutible que David Niven y George Lazenby, los únicos dos que solo pudieron encarnar a 007 en una sola ocasión, nunca lograron salir de la sombra de Sean Connery; también es cierto que el actor escocés que originó el rol para la pantalla grande en Dr. No (1962) tuvo que lidiar con las expectativas y las diferencias de cómo su versión honraba o difería de la creada por Ian Fleming en sus novelas.
Craig interpreta a un Bond mucho más rudo y frío, menos formal y dado a las conductas de etiqueta; mucho más proclive a mostrar escenas crudas y de agilidad casi sobrehumana que, paradójicamente, se contraponen con una visión más humana y real de la clase de persona que podría ser un agente de este tipo. Su interpretación también es menos carismática y galante que la de sus antecesores.
EL EXITOSO ESTILO DE CRAIG
En su primer filme dio su sello: un Bond rubio, pero adaptado a los nuevos tiempos con un poco de sadomasoquismo y un pequeño gran detalle, convertido en un objeto sexual que emerge de las aguas igual como alguna vez hicieron la chicas Bond más icónicas: Ursula Andress y Halle Berry. Daniel Craig se posicionó en un contexto dramáticamente real. Y le resultó, fue elevado a calidad de estrella internacional, fue nominado a premios importantes y de pasó se convirtió en uno de los actores mejor pagados…negocio redondo.
Pero todo tiene su fin y Craig lo quería. Estaba un poco aburrido del encasillamiento en que estaba, pese a que ha hecho otros filmes y de verdad “Sin Tiempo para morir” fue una buena despedida. No diré que es su mejor película, sigo quedándome con “Skyfall”, ni tampoco que tiene el mejor villano, pero me dio pena. Quien lo reemplazará es una incógnita, pero hay algunas ideas. Por supuesto que ya hay voces a favor y en contra de algunos candidatos. Aunque es temerario adelantar opciones, creo que Henry Cavill no es una mala alternativa, por lo menos reúne los requisitos físicos ya que Craig dejó la vara bien alta.