La frase que abre el tráiler es tan simple como escalofriante: “La única garantía que tienes como ser humano es que vas a morir. Y, si tienes suerte, puedes escoger cómo pasar tus últimos momentos”. Con ese tono de fatalidad y suspenso arranca el adelanto de Camina o muere (The Long Walk), la esperada adaptación cinematográfica de la primera novela escrita por Stephen King —publicada originalmente bajo el seudónimo Richard Bachman—, que se estrenará en Chile el 18 de septiembre de la mano de BF Distribution.
Bajo la dirección de Francis Lawrence, responsable de llevar al cine varias entregas de Los Juegos del Hambre, la película plantea una premisa tan minimalista como perturbadora: cien adolescentes son obligados a caminar… sin detenerse jamás. Quien lo haga, muere. Solo uno podrá llegar vivo al final. Ambientada en un futuro distópico, esta carrera mortal funciona como una intensa alegoría sobre los límites físicos y psicológicos, la presión social, la obediencia ciega y el uso del castigo como espectáculo público.
Thriller de supervivencia
El reparto reúne a una generación emergente de intérpretes —Roman Griffin Davis (Jojo Rabbit), Charlie Plummer, Ben Wang, Cooper Hoffman y Tut Nyuot— junto a figuras consolidadas como Judy Greer (Halloween, Ant-Man) y el inconfundible Mark Hamill, quien regresa a la pantalla grande en un rol que promete intensidad y matices lejos de su icónico Luke Skywalker.
Camina o muere no solo es un thriller de supervivencia, sino también un espejo incómodo para nuestra sociedad. Su dinámica recuerda a fenómenos como El juego del calamar, Maze Runner o Nerve, pero con el sello inconfundible de King: atmósferas opresivas, tensión que crece minuto a minuto y una carga emocional que obliga a preguntarnos… ¿hasta dónde estaríamos dispuestos a llegar?
Con producción de Roy Lee, Steven Schneider, Francis Lawrence y Cameron MacConomy, la película combina el atractivo de las distopías juveniles con un trasfondo de crítica social que no deja indiferente. Su estética y ritmo buscan conectar con un público joven y cinéfilo, habituado al vértigo de los videojuegos, las competencias extremas y las narrativas de streaming, pero también con quienes aprecian las historias que invitan a reflexionar después de los créditos finales.
El 18 de septiembre, las salas chilenas se convertirán en el punto de partida de esta carrera contra el tiempo. Y como dicta la implacable regla del juego: no importa cuánto duela, no puedes detenerte.
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