“No po”, “Pucha”, “¿Me cachai?” son algunos de los chilenismos que incluye la obra Las Felices Casadas de Windsor de Shakespeare en una versión que intenta acercar esta comedia a las nuevas audiencias en Seattle, en el Estado de Washington, en EE.UU.
La actriz chilena, Iveliz Martel, es parte del elenco y la encargada de añadir la cuota de chilenismos a una obra que ocurre casi en su totalidad en inglés. En la adaptación de esta comedia de Shakespeare, Martel interpreta a Roberta Salvo, una jueza Latina empeñada en casar a su “prime Slender” con la joven y hermosa Anne Page.
Términos chilenos
“La persona encargada de adaptar el texto realmente quería poner al servicio de los personajes aquellos aspectos que hacen únicos a los actores miembros del elenco. En mi caso, era importante que mi personaje tuviese momentos en que hablase español, específicamente usara términos chilenos y, con ello, exponer a la audiencia estadounidense a palabras y sonidos a los que no están acostumbrados cuando ven una obra de Shakespeare”, cuenta Martel. “Incluso el nombre del personaje, Roberta Salvo, nació de un esfuerzo dramatúrgico porque el nombre sonara Latino y específicamente chileno. En la versión original mi personaje se llama Juez Shallow y es usualmente interpretado por un actor hombre de mucho mayor edad”, añade la actriz.
Las Felices Casadas de Windsor es una adaptación queer de la obra original del mismo nombre y estuvo a cargo de Eddie DeHais, quien además participó en la codirección del montaje junto a Corey McDaniel. La obra centra su trama en Falstaff (Jasmine Joshua), un alicaído rock star, quien hace décadas no ve momentos de gloria.
En un intento por conseguir dinero fácil, Falstaff intenta conquistar, al mismo tiempo, a las millonarias señoras Ford (Mari Nelson) y Page (Joyce-Thi Brew), y con ello tener acceso a las billeteras de sus maridos. Sin embargo, en un pueblo pequeño como Windsor, todos están al tanto de los asuntos del resto. En cuestión de horas, las dos mujeres se dan cuenta de que Falstaff busca engañarlas a ambas enviándoles exactamente la misma carta de amor.
Enredos Amorosos
Pero este no es el único enredo amoroso por el que transita esta comedia. La jueza Roberta Salvo (Iveliz Martel) se desvive por encontrarle una esposa a su pariente Slender (Maddy Nibble) y hace todo lo posible porque sea la señorita Anne Page, hija de los dueños de la residencial del pueblo, quien se una en matrimonio a Slender, su primo.
“Si bien, Salvo habla en inglés en la mayoría de la obra, ella asume que cada vez que se le ocurre hablar en español el resto del mundo le entiende,” cuenta Martel. “Incluso no duda en usar chilenismos, que por supuesto solo ella entiende, para defenderse cuando Falstaff pasa a llevar su autoridad,” agrega.
Martel cuenta que el personaje está inspirado en las divas de las telenovelas chilenas y mexicanas. “Roberta Salvo es una mujer ostentosa y empoderada, que no tiene miedo en enfrentarse a cualquiera que desafíe su autoridad o se interponga entre ella y su objetivo. Y aunque ahora se encuentre en una posición de poder, Salvo es una latina que ha logrado sus metas a pesar de estar en un país ajeno, de su origen inmigrante, de su apariencia, y de su acento cuando habla inglés”.
Otro de los aspectos que hace particular a esta producción es el hecho de que parte importante del elenco se identifica como transgénero o miembro de la comunidad LGBTQ.
“La obra ha sido muy bien recibida por la audiencia acá en Seattle, precisamente porque ha sido actualizada para conectar con la realidad de la comunidad hoy. Hace unos años era difícil ver actores transgénero interpretando personajes shakespereanos, o escuchar actores con dialectos, como mi acento chileno, dando vida a personajes que tradicionalmente son interpretados por actores estaunidenses en una forma tradicional”, afirma Martel.
Las Felices Casadas de Windsor ha sido valorada no sólo por la audiencia, sino que también por la crítica. El Seattle Times calificó al elenco como “estelar” y alabó los innumerables momentos de humor que sacan carcajadas en la audiencia.
“Ha sido maravilloso ser parte de esta producción, pero más importante aún, ha sido un privilegio poner un pedacito de Chile en el corazón de esta obra, entre personas para las que Chile parece una tierra ajena y lejana”, concluye Martel.