El nombre de Matt Groening estará por siempre unido al de su mayor creación televisiva: Los Simpsons, a la vez que la serie estará siempre ligada a Fox. El canal donde después el dibujante estadounidense también presentó Futurama, espacio que tras su cancelación en dicha señal logró revivir por un tiempo más a través de Comedy Central.
Pero en 2017, tras un largo tiempo relacionado con Fox, Groening sorprendió a todos con la noticia que estaba trabajando en un nuevo show animado para adultos, casi dos décadas después de Futurama y que éste ya no se exhibiría por dicho canal, sino que vía streaming por el servicio de Netflix. Una apuesta que llevaría por título (Des)encanto.
Así, en agosto de 2018 debutaron en la plataforma los 10 primeros episodios -primera parte de su ciclo inicial- de una aventura animada que tenía personajes que conservaban las características físicas de los de sus anteriores series, pero que dejaban atrás el mundano Springfield y la ciencia ficción de Futurama para llevarnos a un medioevo de fantasía.
Uno que, como el mismo Groening contó en su lanzamiento, nació cuando comenzó a dibujar “criaturas fantásticas que no podíamos hacer en Los Simpson y seguimos desde allí». Seres míticos que son esenciales en (Des)encanto, pero como un complemento para su humana protagonista, la princesa Tiabeanie de Grunkwitz, del reino de Dreamland.
Una joven monarca, mejor conocida como Bean, que desde el primer capítulo demostró su desenfadada actitud, su marcado gusto por el alcohol y su negativa a casarse con algún noble de un reino vecino para conveniencia de su padre, el rey Zøg. Sin embargo, al parecer, ya no podría escapar de su matrimonio con el príncipe Guysbert.
Un trío protagónico en un mundo de fantasía y aventuras
Pero aquel enlace quedó en nada -por un “accidente” en el momento preciso- y Bean en vez de un marido consiguió dos mejores amigos. El primero un elfo llamado Elfo, que escapó de su tierra de colores y dulces; y el demonio Luci, quien le fue enviado como regalo de matrimonio por un par de misteriosos personajes, que más tarde se supo quiénes eran.
Y con este trío como eje de sus capítulos, la serie comenzó a sumar aventuras, subtramas y personajes. Como la obsesión del rey Zøg por la sangre del Elfo -y su supuesto poder para devolver la vida-, un príncipe transformado en cerdo y el impensando retorno de la madre de Bean, la reina Dagmar, que no estaba muerta sino que había sido convertida en piedra.
La misma que en la segunda entrega de la temporada reveló su verdadera y malvada faceta, mientras que la otra reina consorte, Oona, encontró su vocación como pirata y los elfos, que se mudaron a la ciudad, cayeron víctimas de una grave enfermedad causada por el agua sucia que desde los barrios humanos corrió hasta sus pequeñas casas.
Inusuales situaciones a las que hay que agregar los sueños recurrentes de Bean, donde siempre su madre le hablaba, y que la jovencita de a poco haya ido dejando de lado su alcoholismo -una de las características claves del personaje en su inicio-; mientras su padre cada vez se perdía más entre las nubes de la locura y su tendencia a graznar.
Todo lo que reflejó una constante búsqueda por parte de los guionistas del espacio para imprimirle más “vida” a la segunda entrega, después que el inicio de temporada tuvo un recibimiento más bien tibio por parte de la crítica. Algo inesperado para la más que promocionada nueva creación animada del hombre detrás de los Simpson y Futurama.
La madurez de Bean y el mayor protagonismo de sus secundarios
Por eso, tampoco debe sorprender que los 10 nuevos capítulos de la serie, que hoy llegan a Netflix, debuten claramente enfocados en no dejar escapar ese ritmo que de a poco ha conseguido Des(encantado). En ellos Bean continúa batallando contra el “recuerdo” de su madre y pone a prueba su talento como hija y princesa ante la locura de su padre.
Rasgos que denotan también la intención de los guionistas de dejar atrás la actitud más despreocupada del personaje, que la acompañó en toda su primera etapa, apostando con que su “madurez” logre atraer a otros espectadores. Aunque en momentos se echan de menos sus etílicas conversaciones sin sentido o sus amaneceres con resaca.
Emisiones donde Luci y Elfo tienen más minutos en solitario en pantalla, con el demonio como nuevo dueño del pub del pueblo y Elfo como parte de una exhibición de rarezas y a punto de descubrir a su verdadera madre. Además, le sacan mayor partido a buenos secundarios como el príncipe-cerdo Merkimer y al extraño mundo de Steamland.
Un entorno del que algo se había conocido en el ciclo anterior, pero que acá se convierte en escenario de varias emisiones. Una adición acertada para quienes aceptan sin mayores cuestionamientos un ambiente anacrónico, totalmente diferente a la fantasía medieval, donde Bean y Elfo enfrentan avances tecnológicos y conocen intereses amorosos.
Lo que sumado a un inmejorable nivel de animación y a coloridos o amenazantes ambientes -dependiendo de los lugares en que experimenten sus aventuras los personajes-, hacen de esta tercera entrega un muy buen complemento al mundo de magia y antihéroes que el espacio ha ido consolidando, logrando mantener divertido a su grupo de fieles seguidores.
Rating: tres estrellas
Título original: Disenchantment
Creador: Matt Groening
Canal: Netflix
País: Estados Unidos
Género: Animación, Aventura, Comedia
Año: 2021
Voces: Abbi Jacobson, Eric André, Nat Faxon, John DiMaggio, Maurice Lamarche, Billy West, Rich Fulcher, Tress MacNeille