Lo interesante de los clichés es que se hicieron cliché (valga la redundancia) por un motivo. No es simplemente cosa de que un día alguien comenzó a decir una frase y rápidamente todos empezaron a repetirla sin motivo alguno. Siempre hay algo de cierto tras estos dichos, y es por eso que se convierten en parte del vocabulario de las masas.
Tomemos el ejemplo de “la realidad supera la ficción”, claro, muchos afirmarán que es solamente un dicho comúnmente usado por los estudios y las productoras en orden de vender una película. Pero la gente que va al cine sabe que este no es el caso, que cada de vez en cuando hay una que cumple el refrán. Este es el caso de “Escandalo”, película basada en hechos reales en la que vemos como un grupo de mujeres se enfrentan a uno de los hombres más poderosos de Estados Unidos.
Cuando Gretchen Carlson golpea al fundador de Fox News, Roger Ailes, con una demanda alegando acoso sexual, nadie podía predecir lo que sucedería después. Su decisión lleva a la corresponsal de Fox News, Megyn Kelly, a presentar su propia historia, así como a muchas otras mujeres, incitando a un movimiento que sacudirá a todo el mundo de los medios de comunicación.
Ahora, siguiendo con el concepto de que la realidad supera a la ficción, en esta cinta el cliché toma doble importancia, ya que además de ser una historia que, de ser creada en la imaginación colectiva de un grupo de guionistas, seguramente muchos diríamos que es una exageración, que ninguna empresa dejaría que sus empleados llegaran hasta estos extremos de acoso. Por otro lado, está la manera en que se nos presentan los hechos, eventos que resultan más interesantes que la película misma.
Es que más allá de ver las secuelas emocionales que el acoso dejaba sobre estas mujeres, de ver como Roger Ailes cometía estos actos denigrantes y abusivos, y como las victimas finalmente se atrevían a dar un paso hace adelante en búsqueda de justicia, la película en si cae un poco plano, sin mayores sobresaltos y por momentos monótono. Esto, a su vez hace que se sienta más como la dramatización de un documental por sobre un drama, creando la sensación que la historia era realmente mejor, o por lo menos más interesante tomando en cuenta la gravedad de la situación, que la película en sí.
Obviamente esto también se ve reflejado sobre las actuaciones, que están lejos de brillar, más allá de tener un elenco envidiable con actrices de la talla de Jennifer Morrison (“Once Upon A Time”), Alice Eve (“Star Trek Into Darkness”), las ganadoras del Oscar Allison Janney (“I, Tonya”), Nicole Kidman (“The Hours”) y Charlize Theron (“Monster”), además de Margot Robbie (“I, Tonya”), estas dos últimas inexplicablemente nominadas a mejor actriz y mejor actriz de reparto respectivamente por sus interpretaciones en esta película, planteando nuevamente la interrogante de si las premiaciones se deben a su labor actoral o la temática de la película.
Donde indudablemente si resalta la calidad artística es en el área de maquillaje, completamente transformando a Charlize Theron para que realmente se parezca a la conductora de noticias que interpreta, Megyn Kelly. Aunque si de transformaciones radicales se trata, John Lithgow es totalmente irreconocible en su papel de Robert Ailes, haciendo que su voz sea el único elemento que permita que las audiencias lo puedan identificar. Por lo mismo, la nominación por Mejor Maquillaje Y Peinado no le sea sorpresivo a nadie.
Resulta extraño ir al cine a ver… a descubrir una historia de este calibre y salir de la sala con gusto a poco. Es que generalmente lo primero que acusa un espectador insatisfecho es la pobreza de un relato. Pero en esta ocasión, habría que decir que más allá de que si disfrutamos o encontramos interesante la película, de ninguna manera le hizo justicia a la historia.
