En 2015 llegó a Netflix “Club de Cuervos”, la primera serie original de la plataforma hecha en México, que mostraba cómo los hermanos Chava e Isabel Iglesias luchaban por el control del club de fútbol Cuervos de Nuevo Toledo, al mismo tiempo que se conocía lo que sucedía con los directivos e integrantes del equipo. Una impecable carta de presentación a la que siguieron títulos como “Ingobernable” y “Luis Miguel: La Serie”.
Este último espacio atrajo las miradas del público en hispano américa al mostrar la historia del famoso cantante conocido como El Sol de México, que debutó en el streaming en abril de 2018. Sin embargo, en agosto de ese mismo año se estrenó otra apuesta que marcaría un antes y un después en la historia de los programas aztecas para Netflix: “La Casa de las Flores”.
Una singular creación del hasta ese instante cineasta tapatío Manolo Caro que mostró la historia de la familia De la Mora con sus dos negocios llamados de la misma forma -la florería y el cabaret- y las dramáticas y alocadas situaciones que vivieron a lo largo de las tres temporadas que se desarrollaron tras la repentina muerte de Roberta, la dueña. Un relato que conquistó al público de hispano américa y del resto del mundo, abriendo las puertas a nuevos trabajos con la firma del Caro para el servicio de streaming.
La nueva apuesta de Caro que mezcla el musical con un cuento de hadas
Así vino luego la miniserie de suspenso “Alguien Tiene que Morir” y hoy “Érase una Vez… Pero ya No”, las que tienen como punto en común que ambas fueron hechas por el realizador y productor mexicano en España. Lo que sí diferencia a la última serie de sus antecesoras es que con ella por primera vez Caro incursiona en el musical, junto a un elenco internacional que incluye al cantante colombiano Sebastián Yatra, la actriz española y Chica Almodóvar, Rossy de Palma, y a la chilena Daniela Vega.
Nuevamente pone bastante del humor negro que usó en “La Casa de las Flores”, pero complementado con una serie de baladas que ayudan a ir dibujando una historia que juega con el tiempo y la lógica entre pasado y presente, a través de una narración que comienza hace muchos, muchos años. En un pequeño reino de Europa la princesa Soledad (Mónica Maranillo), heredera de la corona, tiene una apasionada cita con Diego (Yatra, en su primera vez como actor), un atractivo y joven pescador local, pero la reina Fátima (Mariola Fuentes) no acepta esta relación y hará todo para separar a la amantes, obligando a su pareja, la reina mexicana Dolores (Mariana Treviño) a respaldarla, a pesar que ella es más permisiva con su hija.
La situación obliga a Diego, quien no quiere perder la cabeza, a recurrir a la bruja del pueblo -encarnada por una casi irreconocible Vega-, la que realiza un hechizo con un pequeño dragón azul acuático. El cual, mientras permanezca en manos de Soledad, hará que ella no se enamore de nadie más.
Una confusión de identidad que atenta contra el rompimiento del hechizo
Sin embargo, el destino, o mejor dicho la intervención de un oscuro personaje, hace que el pescador pierda la vida en la guerra, sumiendo a la princesa en una tristeza sin fin que refleja en diferentes canciones. Al mismo tiempo, los habitantes del pueblo se ven condenados a no volver a amar. Así pasan los siglos hasta que el relato llega al presente, cuando ya no existe el reino y el castillo es el Hotel La Soledad, el cual es propiedad de Mamen (De Palma), quien saca partido de la historia de los enamorados.
También, el pequeño dragón azul ha sobrevivido al paso de las centurias y hoy vive en una pecera en la recepción del hotel, hasta que las reencarnaciones de Diego y la princesa rompan el hechizo y lo liberen en un lago cercano, en la noche de luna rosa. Esto podría concretarse, ya que el pescador ha reencarnado en Maxi, el hijo de Mamen y una huésped llamada Juana (Nia Correia), que es la viva imagen de Soledad. Pero lo que muchos desconocen es que la verdadera apariencia de esta última no es la que se ha conservado en los libros históricos.
Así, con esta grave confusión de identidad comienza una verdadera carrera contra el tiempo, donde también son claves las figuras de antiguos conocidos que también se han reencarnado, como la reina Fátima que ahora es una solitaria pescadora; la reina Dolores como la camarera Lola; y la bruja como la cantante Enamora, quien es una de las pocas que sabe quién es realmente y conoce la verdadera identidad de la princesa: Goya, la hija ecologista de Lola, que ve a Maxi solo como su mejor amigo.
Una sucesión de confusiones sentimentales y saltos en el tiempo que tiene como complemento los sentidos temas de artistas y grupos como Miguel Bosé, Ana Gabriel, el dúo Fangoria, Jan y Juan Gabriel. Donde las actrices con más trayectoria, como De Palma, Treviño y Vega, se roban la pantalla, mientras los debutantes Yatra y Correia quedan en deuda. Al mismo tiempo queda en claro que con “Érase una Vez… Pero ya No” el mexicano Caro se dio el gusto de hacer un musical diferente, que reinventa los cuentos de hadas con bastante desfachatez e ironía; aunque no con el nivel de guiones o producción que contó para “La Casa de las Flores”.
Título Original: Érase una Vez… Pero ya No
Director: Manolo Caro
País: España
Año: 2022
Género: Comedia, Musical, Fantasía
Duración: 26-34 minutos
Con: Sebastián Yatra, Nia Correia, Mónica Maranillo, Asier Etxeandia, Mariana Treviño, Mariola Fuentes, Itziar Castro, Julián Villagrán, Daniela Vega, Rossy de Palma
Guión: Kim Torres, Natalia García Agraz, Gabriel Nuncio, Manolo Caro
Música: Lucas Vidal
Producción: Manolo Caro, Maria Jose Cordova, Rafael Ley, Carlos Taibo
Web: Ver Acá
Fecha de estreno: 11 de marzo de 2022
Plataforma: Netflix
