La historia de Ansaldo, la juguetería con más trayectoria de Chile, parte en 1902, con Juan Ansaldo Peragallo, un italiano que con tan solo 14 años dejó su país y con un baúl lleno de sueños e ilusiones se embarcó en un velero, en el que navegó por al menos 30 días para finalmente arribar al puerto de Valparaíso.
“En aquellos años no existía el canal de Panamá, así que tuvo que cruzar por Cabo de Hornos y enfrentar la rudeza del mar. Cuando llegó a Valparaíso, fue recibido por otro inmigrante italiano en su emporio”, relató Claudio Ansaldo, actual Gerente de desarrollo y marketing de la empresa que hoy luce su apellido.
Juan Ansaldo trabajaba de lunes a lunes en el emporio y al séptimo año de arduo trabajo, su patrón tomó la decisión de regresar a Italia. Juan tomó la oportunidad de comprar el emporio con sus ahorros y fue así como pasó de colaborador a propietario.
El negocio en aquella época era abastecer a los barcos que llegaban al puerto en búsqueda de víveres, y al ver que el negocio crecía cada vez más, Juan Ansaldo decidió traer de Italia a Chile a sus dos hermanos menores y, posteriormente, a sus sobrinos.
“Al llegar los hermanos y sobrinos abrieron dos locales más en Valparaíso, pero por algunas diferencias que tuvieron en el camino decidieron separarse y Juan siguió con el emporio Ansaldo. A los 39 años se casó, tuvo 4 hijos varones y una mujer. Al tiempo, Atilio, el hijo mayor del matrimonio, se tuvo que hacer cargo del negocio familiar porque su padre estaba muy enfermo. Así entró una nueva generación junto a Orlando y Armando”, explicó Claudio.
Originalmente, en el Emporio Ansaldo se vendían abarrotes, especias, té, chocolates, conservas, loza, menaje, electrodomésticos, licores, e incluso trajeron los primeros autos Toyota al país.
Fue entre 1978 y 1980 que incursionaron en el rubro con el que lograrían el mayor reconocimiento. En esa fecha iniciaron la importación de juguetes, haciéndose conocidos en el país por la marca Matchbox, que quedó en la memoria de muchos niños de la época que alucinaban con las pistas eléctricas o los autitos.
“Por esas cosas del destino un amigo de la familia era el representante de los juguetes Matchbox y nos entregó ese derecho a nosotros. Esa fue la marca que nos dio a conocer en todo el país y nuestros comerciales quedaron en la memoria colectiva de los niños de aquella época. ‘Es otra de Ansaldo’, aún queda en la retina de muchos”, añadió.
Actualmente, en la empresa trabajan Luis Ansaldo, gerente general; María Gabriela Ansaldo, gerente de finanzas; Claudio Ansaldo, gerente de desarrollo y marketing -integrantes de la segunda y tercera generación- y Sebastián Jerez Ansaldo, el último en integrarse a la empresa, y que está a cargo de control y gestión y tecnología, representando a la cuarta generación de los Ansaldo.
De Ansaldo a Play box
En el año 2007 Ansaldo traía, además de juguetes, productos como menaje y electrodomésticos, por lo cual quisieron separar las líneas de negocios y abrir jugueterías especializadas, fue así que dieron un giro y crearon la marca ‘Play box’.
“Cambiamos la marca Ansaldo por Play Box después de haber hecho algunos estudios. Fue una gran apuesta y funcionó, pero tras 10 años de operar con dicho nombre decidimos volver a instalarnos como Ansaldo, ya que la recordación de marca estaba instalada en los chilenos, hecho que continúa hasta el día de hoy”.
Presente y futuro
En el mundo, se dice que solo el 30% de las empresas familiares sobreviven hasta la segunda generación, mientras que solo el 13% llegan a la tercera. Y si bien este tipo de negocios son los más difíciles de consolidar, quienes sobrepasan la barrera de la tercera generación también son las compañías que más longevidad muestran en el mundo. De hecho, la más antigua del mundo sigue siendo familiar, y se trata de una cadena hotelera japonesa de más de 1.300 años.
Actualmente, esta empresa familiar chilena cuenta con nueve tiendas y proyecta abrir la décima en Quilpué antes de que finalice el año. Además, operan su canal de distribución donde venden a las principales tiendas de comercio en el país, comercializan con venta a empresas para fechas como Navidad, para los regalos de los hijos de los trabajadores y potencian su canal de venta online a través de su sitio web.
“En el 2019, en la constante búsqueda de reinventar e innovar, nos asociamos con la empresa estadounidense Build-A-Bear, con 25 años de trayectoria y con un modelo de negocios focalizado en la experiencia, donde los niños y sus familias son protagonistas y, a la vez, los creadores de sus propios peluches”, agregó.
Por otro lado, en los últimos meses incluyeron la línea Pets, para los cuadrúpedos que hoy son parte importante de la familia y considerados como un miembro más de la familia. “Estamos empezando a ofrecer productos para mascotas, es una apuesta así que esperamos que tenga una buena aceptación por parte del público”, comentó.
Clave del éxito
Con una historia de 120 años a cuestas, Ansaldo ha perdurado en el tiempo y la clave para lograrlo estaría en el aprecio por el trabajo y la capacidad de adaptación.
“Sin duda ha sido fundamental el amar lo que hacemos, el cariño por el trabajo bien hecho, entender que buscamos que la empresa trascienda de mano de la familia y los colaboradores que han pasado por la empresa y que han sido fundamentales de generar el sentido de pertenencia”, concluyó.