Cuando la actriz Marlee Matlin dio a conocer en la ceremonia del 25 de abril que la película ganadora del Oscar a Mejor Documental era Mi Maestro el Pulpo, las redes sociales de Chile se atiborraron de curiosos mensajes y bromas acerca de la naturaleza comestible del cefalópodo. Cosas como “Mañana me como un pulpo al olivo” o “Me dieron ganas de ir por un pulpo a la parrilla”. Las respuestas de vuelta no se hicieron esperar, aludiendo al eventual mal gusto de las espontáneas expresiones, que después de todo eran mecanismos humorísticos de consuelo al comprobar que el documental chileno El Agente Topo no había obtenido la estatuilla.
En honor a la verdad las posibilidades de la película de la realizadora nacional Maite Alberdi no eran muchas y había al menos otros dos otros largometrajes (Crip Camp, en Netflix, y Time, en Amazon Prime Video) que tenían más bombo que nuestra representante dentro de la Academia. Pero además existía una quinta película, la rumana Collective, que era con seguridad la mejor de todas (preferida por la propia Maite Alberdi, directora de El Agente Topo) y que debido a la escasa penetración mediática tampoco ganó nada. Es más, del quinteto en disputa, Collective es la única que no está aún disponible en ninguna plataforma local.
Lazos sorprendentes
En resumidas cuentas, esta pelea por el Oscar al Mejor Documental 2021 era una batalla compleja y más reñida que la que enfrentó Una Mujer Fantástica en el 2018, que sí se llevó el Oscar en la categoría Mejor Película Extranjera. Es probable que Mi Maestro el Pulpo no posea la ambición de El Agente Topo, pero tiene la cualidad de registrar en las mejores condiciones técnicas posibles el sorprendente lazo entre un hombre y una criatura singular. Se trata de un animal marino, un ser de forma difusa y de movimientos impredecibles, de grandes ojos y miles de ventosas, un cuerpo que muchos acostumbran a utilizar como símil de alienígena o, incluso, como pariente de monstruos ancestrales.
Este molusco, que no es más que el pulpo común (Octopus vulgaris), tiene una inteligencia que es inversamente proporcional a su expectativa de vida: posee tantas neuronas como un perro, pero no pasa del año de vida en la mayoría de los casos. Eso ya es algo triste desde un punto de vista objetivo y si nos detenemos en la experiencia de Craig Foster, el naturalista que protagoniza esta película, podemos hablar perfectamente de drama.
Abatido por la llamada crisis de la mediana edad y algo desgastado por una cierta tensión familiar, Foster cree encontrarle un nuevo sentido a sus días en sus inmersiones submarinas. En una de esas incursiones, se topa con una pulpa (la traducción correcta de la cinta sería Mi Maestra la Pulpa) en las costas marinas de su hogar, cerca de Ciudad del Cabo (Sudáfrica). El animalito primero lo tolera con precaución, a veces lo rehúye y a veces lo acepta. Pero Foster es perseverante y enfocado. No deja ir un solo día a visitarla, cada vez más sorprendido por una inteligencia que la criatura le permite burlar tiburones y atrapar cangrejos cuando todo indicaría que sus dimensiones no son aptas para tal proeza física.
Foster dice en más de una oportunidad que la vida de su inesperada amiga se mueve al ritmo de la existencia rápida y las reacciones vertiginosas, como intuyendo que no estará mucho tiempo sobre la faz de las aguas. Hasta donde sabemos no existe una wikipedia submarina en la que los cefalópodos puedan consultar sus expectativas de vida, pero Foster intuye que ella tiene claro que no hay segundo por desperdiciar.
Emotiva sin caer en los golpes bajos, Mi Maestro el Pulpo es una película amable y penetrante al mismo tiempo, un caso a atesorar de amistad improbable bajo el mar.
Título Original: My Octopus Teacher
Director: Pippa Ehrlich y James Reed
País: Sudáfrica
Año: 2020
Género: Documental
Duración: 85 minutos
Con: Craig Foster
Guión: Pippa Ehrlich y James Reed
Música: Kevin Smuts
Producción: Craig Foster
Web: Ver Acá
Fecha de estreno: 7 de septiembre de 2020
Plataforma: Netflix
