Oct 13, 2021

Review de Minari

La película “Minari” comienza con una larga escena sin diálogos y sólo música en que vemos a una mujer conducir un automóvil de los años 70 junto a sus dos hijos. Frente a ella va un camión de mudanzas que presumiblemente lleva el equipaje, los muebles y los objetos varios de toda la familia. Luego hay un corte y observamos como desde el camión se baja un hombre más o menos de la misma edad que la mujer. Es el esposo.

El detalle aparentemente nimio de que manejen diferentes transportes nos informa de que los sueños, planes y miradas de Jacob (Steve Yeun) y Monica (Yi Han Ye-ri) se mueven en órbitas distintas.

Para Jacob, Estados Unidos es la tierra donde quiere hacer realidad sus quimeras. Para Monica, solo se trata de un lugar donde la vida puede ser más llevadera. Ambos son parte de la diáspora surcoreana que durante los años 80 se extendió por Norteamérica en busca de mejores condiciones materiales. Tienen dos hijos: el pequeño David (Alan Kim) y la un poco mayor Anne (Noel Kate Cho). Esta familia de cuatro se ha movido desde Seattle a California y desde allí a Arkansas para darle sustentabilidad a su vida.

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Jacob y Monica se dedican a sexar polluelos (determinar su sexo) en una tienda local, pero además albergan la esperanza de crear un negocio de venta de hortalizas coreanas a la creciente población de inmigrante de su país. Los chicos hablan muy bien el inglés y no menos bien el coreano: son bilingües. Los padres, por supuesto, se manejan mejor en el idioma nativo. Es el clásico relato de los migrantes, una crónica universal que acá además está matizada por las desavenencias familiares y un entorno natural algo chúcaro.

A pesar de la naturaleza dramática de muchas situaciones, “Minari” es una película sorprendentemente luminosa, como si estuviera rodeada de un aura redentora. Es la última de las siete obras nominadas al Oscar 2021 a Mejor Película que aún no se estrenaba en el país, pero ya desde el 1 de octubre está en el servicio de Amazon Prime Video.

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Una abuela desbordada

Todo drama debe tener un contrapeso para que las cosas sean soportables. En la vida y en el cine. En “Minari”, que dirige el cineasta estadounidense de origen coreano Lee Isaac Chung (1978), este fiel en la balanza lo ponen los niños, un personaje estadounidense y, sobre todo, la abuela. Ella es Soon-ja (Youn Yuh-sung), la madre de Monica, una señora que debe andar por los 70 años, que llega desde Corea para convivir con la familia Yi y que los muchachos observan con extrañeza.

No es la típica abuela y de hecho el pequeño David se lo enrostra en la cara más de una vez. Soon-ja no sabe cocinar, no hornea galletas y, según el chico, “huele extraño, huele a Corea”. Viuda de un veterano de la guerra (de Corea, se subentiende), independiente y perspicaz, Soon-ja trae al hogar el desenfado y la levedad que los atribulados padres no pueden darse el lujo de tener.

Por la caracterización de la entrañable Soon-ya, la actriz surcoreana Youn Yuh-sung ganó un bastante merecido Oscar a Mejor Actriz Secundaria. Quien no ganó nada y en realidad ni siquiera estuvo nominado fue el actor Will Patton, uno de los grandes secundarios del cine y la televisión estadounidense (“Remember the Titans”, “Fallen Skies”). Acá Patton es Paul, excéntrico, modesto y amable campesino que confía toda su vida a los designios de Jesús. Su fe religiosa raya en la locura y es el contraste perfecto con el distante agnosticismo de Jacob.

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La película está llena de aquellos detalles memorables, lo que la transforma en un gran viaje a una época irrepetible y definitiva. Es el prólogo de una vida futura (la de los niños) y el corazón de una existencia ya en marcha (la del matrimonio Yi). Pero es también el ocaso de una que se acaba (la abuela) y la inasible de un ser único como Paul, el tonto del pueblo.

De cierta manera “Minari” es un largometraje sensorial y no es extraño que su título sea el de una hierba oriental que crece en el terreno salvaje y que es parte de la gastronomía coreana. Aquella cualidad antirracional se expresa también en una banda sonora muy inspirada, a cargo del músico indie Emile Mosseri.

Su realizador Lee Isaac Chung se basó en sus propias experiencias infantiles para armar el relato y uno puede adivinar que él se encuentra en el personaje de David, ese chico enfermizo y a veces taimado. Si se escudriña en los datos biográficos de Chung, uno descubre que la religión es o fue parte importante de su vida.

Tal vez el aura de la película tenga algo de esa fe, pero no hay que alarmarse. No es la creencia de un intolerante, sino que la de un amable desquiciado. Ya sabemos que ese personaje también está en esta película, entre las mejores del año.

Título Original: Minari
Director: Lee Isaac Chung
País: Rumania-Luxemburgo
Año: 2020
Género: Melodrama familiar
Duración: 115 minutos
Con: Steve Yeun, Han Ye-ri, Alan Kim, Youn Yuh-sung, Will Patton, Noel Kate Cho
Música: Emile Mosseri
Producción: Dede Gardner, Jeremy Kleiner, Christina Oh
Web: Ver Acá
Fecha de estreno: 1 de octubre 2021
Plataforma: Amazon Prime Video

Rodrigo González

Periodista y crítico de cine. Fui reportero y subeditor de Cultura en el diario La Tercera durante 19 años, donde cubrí los festivales de cine de Cannes, Venecia, Mar del Plata, Sanfic y Valdivia. Un superhéroe de Hollywood y una película rumana sin diálogos van en mi misma sopa, pues soy omnívoro en gustos fílmicos. Tengo debilidad por la música clásica, las enciclopedias y los cerdos. Sí, los cerdos, mi signo zodiacal chino, cosa que me divierte y en la que no creo. Periodo 2021.

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