Desde hace mucho, la fascinación por culturas que se ven lejanas y misteriosas ha rondado las mentes de varios occidentales y se ha transformado en caldo de cultivo de la industria audiovisual anclada en Norteamérica. Desde las películas hollywoodenses que visitaban las islas del Pacífico y el Lejano Oriente, hasta décadas recientes, donde las series se han encargado de ofrecer su visión sobre pueblos tan misteriosos como “fascinantes”.
Ese es el caso de producciones como “Vikingos”, que en 2013 llegó al canal History -para luego ser vista a través de otras señales del cable y el streaming alrededor del mundo-, entregando su versión sobre la figura histórica escandinava Ragnar Lodbrok, el rey noruego y sueco con una cronología algo borrosa, que ha logrado ser reconstruida gracias a las páginas de las sagas nórdicas que lo mencionan.
Bajo la mirada creativa de Michael Hirst, e interpretado por el actor australiano Travis Fimmel, Ragnar se convirtió en protagonista -por lo menos en las primeras cuatro temporadas de un total de seis- de una aventura narrativa donde lo histórico se mezcló con la fantasía, además de trazar vínculos entre personajes que existieron, pero nunca tuvieron lazos sanguíneos, como el mencionado Ragnar con Rollo.
La visita a los inicios de la denominada era vikinga, ubicada entre el 750 y el 1050 de esta era, cuando los hombres del norte exploraron y conquistaron nuevos horizontes, teniendo como sus herramientas barcos y armas, y como medio el mar que los conectaba con otras culturas, territorios y riquezas, es la base de esta serie. Estos hombres fueron bautizados por el término «fara í víking», cuyo significado era «ir de expedición» y hoy retornan como protagonistas de una nueva serie: “Vikingos: Valhalla”.
Las dos venganzas que marcan el inicio de la nueva serie
La producción de MGM Television para Netflix, creada y escrita por Jeb Stuart, que se presenta como una secuela de “Vikingos”, que se ambienta 100 años después de lo experimentado por Ragnar y sus hijos Björn Ironside e Ivar El Deshuesado, cuando ha comenzado el declive de la era dorada de los nórdicos y muchos de ellos se han establecido lejos de su lugar de nacimiento, como los de Inglaterra en el poblado conocido como Danelaw, cerca de Londres.
Acá hace largo tiempo viven hombres, mujeres y niños que son regidos por las normas del territorio y sirven al Rey Etelredo II (Bosco Hogan), quien hasta el momento los veía supuestamente como súbditos, pero tiene otro plan: eliminar el “problema vikingo”. Algo que efectúa en la noche del Día de San Bricio, cuando los nórdicos ya cristianos celebran al santo y son masacrados por soldados ingleses. Una matanza de la que por minutos se salvó el príncipe Harald Sigurdsson de Noruega (Leo Suter).
El monarca había estado visitando a su hermano en Inglaterra y abandonó este reino un poco antes de la tragedia, por lo que ahora es uno entre las decenas de vikingos que el Rey Canuto de Dinamarca (Bradley Freegard) ha congregado en la cosmopolita ciudad de Kattegat -la misma de Ragnar- para concretar el plan con que cobrarán venganza del Rey Etelredo II y sus hombres. Al mismo tiempo arriba al lugar una embarcación proveniente de Groenlandia en la que viaja un grupo de jóvenes, encabezado por Leif Erikson (Sam Corlett) y Freydís Eiríksdóttir (Frida Gustavsson).
Los hijos del mítico y temido Erik el Rojo también están en busca de revancha, pero no contra los ingleses, sino con un escandinavo que atacó a Freydís cuando era pequeña y le dejó como trágico recuerdo una cicatriz con forma de cruz en la espalda. Sin embargo, luego de ajustar cuentas con su agresor, la joven groenlandesa es tomada prisionera y la forma de salvarla de la ejecución está en manos de Leif, quien acepta ser parte de la expedición del Rey Canuto a cuenta de la vida de su hermana.
La división religiosa que se convierte en otro pilar del relato
Esto marca el inicio del viaje a tierras inglesas que se convierte en el eje del espacio, donde Leif y Harald comienzan a establecer una fuerte amistad, en tanto cada uno expone sus talentos. Así, mientras este último demuestra sus dotes como guerrero -donde luego de luchar con sus adversarios remata a los malheridos como símbolo de su “bondad” cristiana-, su joven compañero exhibe sus grandes dotes como capitán de barco y gran estratega bélico. Mientras en tierras nórdicas, Freydís realiza un viaje de descubrimiento religioso.
Y es precisamente la religión otra de las aristas de este relato, ya que los “hombres del norte” están divididos en aquellos que adoptaron la fe cristiana y los paganos que continúan adorando a Odín y las otras deidades nórdicas. Una ruptura que genera fricciones entre los que combaten bajo la guía de Canuto, pero se olvida en el momento de atacar al heredero del Rey Etelredo II luego de que este muere, su joven hijo Edmundo (Louis Davison).
Este es el puntal de la narración por la que va fluyendo “Vikingos: Valhalla”, la serie con la firma de Netflix que se nutre de las sagas nórdicas para dar vida a una adrenalínica producción centrada en hombres y mujeres escandinavos que marcaron la historia del norte de Europa. Puede verse sin la necesidad de haber seguido a su predecesora, “Vikingos”, al crear su propio mundo de guerreros, venganzas, traiciones y luchas de poder. Y llega a un final en que sus tres principales protagonistas -Leif, Harald y Freydís- quedan expuestos a diferentes conflictos que abren la puerta de par en par a una segunda temporada.
Título Original: Vikings: Valhalla
Director: Steve Saint Leger, Hannah Quinn, Niels Arden Oplev
País: Canadá, Estados Unidos, Irlanda
Año: 2022
Género: Drama, Acción, Aventura
Duración: 45-59 minutos
Con: Sam Corlett, Frida Gustavsson, Leo Suter, Bradley Freegard, Jóhannes Haukur Jóhannesson, Caroline Henderson, Laura Berlin, David Oakes
Guión: Jeb Stuart, Vanessa Alexander, Declan Croghan, Eoin McNamee
Música: Trevor Morris
Producción: Mark Murdoch, Cáit Collins
Web: Ver Acá
Fecha de estreno: 25 de febrero de 2022
Plataforma: Netflix