El otoño invita a probar vinos distintos a los que se beben en verano. La disminución de las temperaturas y las comidas más calóricas propias de esta época, permiten optar por cepas que se maridan perfectamente con los platos más elaborados. El enólogo de Viña Tarapacá, Sebastián Ruiz, selecciona los mejores vinos para la temporada.
Cabernet Sauvignon
Esta cepa proveniente de Burdeos, Francia, es la variedad más consumida en el mundo, y la más plantada en Chile. Es una excelente elección para los amantes de la buena mesa y se recomienda para maridar platos ricos en proteínas y con un contenido de grasa algo mayor —a base de carnes rojas, blancas y de caza, así como también pastas con salsas contundentes, guisos y risottos— que son muy consumidos en otoño-invierno.
Considerado el mejor Cabernet Sauvignon de Viña Tarapacá, Tarapacá Gran Reserva Etiqueta Negra Cabernet Sauvignon es uno de los vinos sugeridos por el enólogo para quienes disfrutarán esta cepa.
“Este es un vino con carácter, personalidad y para personas con un gusto clásico y tradicional”, comentó.
Este tinto está producido con una selección de las mejores uvas Cabernet Sauvignon del Fundo Tarapacá, representando la expresión del Valle del Maipo. Posee aroma a frutos rojos y negros, especias como regaliz y vainilla, y es el vino ideal para platos que incluyan carnes blancas, rojas y de caza, y pescados como atún y albacora.
Tarapacá Gran Reserva Cabernet Sauvignon también es sugerido por el experto por su versatilidad y equilibrio. Este tinto posee aromas a mora, cassis, chocolate y especies como eneldo, laurel y lavanda.
Carmenère
Otra de las cepas recomendadas por Ruiz durante el siglo XIX fue una de las variedades más plantadas en Burdeos, Francia. Sin embargo, desapareció tras una plaga que atacó a los viñedos, hasta su resurgimiento en terroirs chilenos en el siglo XX. El enólogo se refiere al Carmenère.
Según el experto de Viña Tarapacá, en general, este vino se caracteriza por su color rojo intenso, y automáticamente es muy fácil de reconocerlo debido a que es especiado, con notas de eneldo, canela, pimienta y fruta negra. En boca es muy elegante, y posee taninos redondos, suaves y una rica textura.
“Se diferencia de otras cepas por su elegancia y suavidad en boca, y los taninos suaves y redondos que generan mucho placer en el consumo. También por su identidad, es muy fácil identificar el Carmenère respecto a otras cepas por los aromas a especias, frutas negras, lo balsámico, ese sello propio del Carmenère que es el vegetal fresco. En nuestro caso destacamos el Tarapacá Gran Reserva Carmenère”, sostiene Ruiz.
El maridaje del Carmenère es amplio y transversal, puede acompañarse muy bien con pescados grasos como atún y mero, pastas con salsas boloñesa, alfredo o pesto, así como también con carnes blancas y rojas, y legumbres como lentejas, garbanzos, entre otras. Además, quesos como el gruyère, parmesano, entre otros.
Syrah
Son vinos con volumen, profundos y muy jugosos en boca. Es por lo anterior que el Syrah es ideal para acompañar los guisos que vuelven a la mesa con los días más fríos, así como también carnes de pavo, cerdo, conejo y jabalí. Tarapacá Gran Reserva Syrah, de un color intenso y profundo púrpura, es una opción perfecta y expresa la esencia del terroir del Fundo Tarapacá.
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