No sorprende que el público haya corrido a las salas: desde su lanzamiento el 27 de noviembre, Zootopia 2 ha arrancado con cifras históricas y el aplauso del público. Pero detrás del éxito hay un largo proceso creativo que buscó, desde el primer día, respetar el espíritu de la original mientras abría la puerta a territorios narrativos y visuales inéditos. Escrita y dirigida por Jared Bush y Byron Howard —la dupla que dio vida a la primera película— la secuela vuelve a unir a Judy Hopps y Nick Wilde en una investigación que mezcla misterio, política animal y la aparición de la primera serpiente en Zootopia en cien años.
La propuesta central de la película es sencilla y exigente a la vez: continuar la evolución de personajes ya queridos sin traicionar lo que aprendieron en la primera entrega. “Los personajes tienen que evolucionar”, afirma Howard, y esa línea fue la brújula en la que Bush y él se guiaron. Para Bush, la semilla de la secuela estuvo presente desde que trabajaban en la original: “empezamos a pensar en una secuela cuando todavía estábamos trabajando en la primera película, hace más de 10 años. Sentimos que este mundo era un lugar muy interesante para explorar”. Esa convicción les permitió imaginar a Zootopia como una ciudad con zonas y culturas aún por descubrir, no como un set cerrado donde ya se dijo todo.
Nuevo sistema colaborativo
El equipo no sólo buscó historias nuevas, sino también transformar la forma en que se trabajan las películas animadas. Para potenciar la creatividad se diseñó un nuevo sistema colaborativo: artistas, técnicos y productores fueron reunidos en momentos poco habituales para fomentar el intercambio entre disciplinas. Carrie Liao, jefa de historia, recuerda cómo Bush promovió desde el inicio la libertad creativa: “Quería replicar la libertad de una sala de guionistas de acción real, donde la gente pudiera proponer ideas sin presión. Esto creó un ambiente seguro para sugerir sin miedo a equivocarse”.
Una de las iniciativas más celebradas fueron los llamados story jams: sesiones libres con blocs de papel y música donde los equipos de guion gráfico podían dibujar, probar y dejar que las ideas fluyeran. David VanTuyle, cojefe de historia, describe ese formato como una forma de concentrarse dibujando en vez de debatir en círculo, generando luego conversaciones y exploraciones que alimentaron la película. Además, los equipos se alimentaron viendo juntas comedias de duplas policíacas y clásicos de misterio para afinar el tono que querían alcanzar.
Rincones de Zootopia
Narrativamente, la secuela sube la apuesta: Judy y Nick se enfrentan a un misterio que enlaza con una familia influyente de la ciudad y con la irrupción de una serpiente nunca vista en un siglo. La expansión de especies, territorios urbanos y entornos visuales no es gratuita: es el resultado de años de pruebas, dibujos y ajustes técnicos pensados para transportar al público a rincones de Zootopia que antes sólo existían en la imaginación.
Al ver el proyecto hecho realidad, Bush lo resume con gratitud: agradecimiento al equipo y al público que volvió a conectar con la historia “sobre una coneja y un zorro” y con un mundo animal que, en más de un sentido, refleja el nuestro. Zootopia 2 no sólo continúa una historia: amplía un universo y demuestra que, con respeto por los personajes y métodos de trabajo que fomentan la creatividad, una secuela puede sentirse fresca y necesaria. Ya está en cines: vale la pena volver a recorrer la metrópoli.
