Placer Culpable

Dic 16, 2022

A diferencia de Guillermo del Toro y su Pinocho, otro reconocido realizador mexicano ganador del Oscar no ha generado el mismo consenso y entusiasmo con su esperado nuevo film, que acaba de llegar a Netflix luego de estarse exhibiendo por estos lados en algunas salas de cine desde hace un mes: Alejandro González Iñárritu, quien firma ahora como Alejandro G. Iñárritu, con Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades

Había muchas expectativas con este séptimo largometraje del cineasta, en lo que significaba un regreso por partida doble: no sólo era su primera película más de seis años después de ganar dos Oscar consecutivos como Mejor Director, por Birdman (que además recibió la estatuilla como Mejor Película, algo que nunca había ocurrido con un título dirigido por un latinoamericano) en 2015 y El renacido en 2016, sino además era su regreso a filmar en su país, donde no hacía un largometraje desde hace más de dos décadas, cuando debutó con su memorable ópera prima, Amores perros.

Un film que divide las opiniones

Y así fue como a inicios de septiembre Bardo llegó a su estreno mundial como una de las propuestas que probablemente saldría con algún premio en la competencia oficial del Festival de Venecia. Pero la recepción de la prensa y los expertos no fue muy positiva, al contrario, y no sólo no hubo premio en el palmarés final, sino además no es exagerado decir que Iñárritu ha recibido las críticas más negativas e implacables de su carrera. La situación no ha cambiado demasiado más de tres meses después, aunque al menos ha estado recibiendo nominaciones en la temporada de premios -por ejemplo, esta semana fue anunciada entre las seleccionadas en la categoría Mejor Película Extranjera de los Critics Choice- y se podría decir que es un título que divide, ya que así como es muy criticado, también hay quienes lo califican como una obra maestra. Se cumple acá lo que dice uno de esos clichés casi ineludibles en cine: o se lo ama, o se lo odia. 

El protagonista es Silverio, un periodista mexicano que se ha hecho famoso como documentalista, radicado en Estados Unidos y reconocido mundialmente, quien regresa a su país antes de recibir un importante premio internacional de periodismo en Los Angeles, que por primera vez será para un latinoamericano. Pero en su visita a Ciudad de México con su familia, el interés mediático que provoca y sus cuestionamientos internos no sólo sobre su propia vida sino además sobre todo lo que ha sido la sociedad mexicana a lo largo de su historia (desde la conquista española hasta la crisis migratoria), van conformando una suerte de crisis existencial que lo lleva a replantearse muchas cosas sobre su vida personal y pública, mientras la trama entremezcla el pasado y el presente, los sueños y la realidad, la fantasía y lo cotidiano. 

Una premisa como esta, donde lo autobiográfico termina colándose en mayor o menor medida, indudablemente se emparenta de inmediato y por diversos motivos con clásicos como las ineludibles 8 1/2 Amarcord de Fellini, o títulos más contemporáneos como La grande bellezza de Sorrentino, así como en la creciente tendencia en la que cineastas revisan algún episodio de su vida, en especial de la infancia, como ha pasado con Cuarón, Branagh, nuevamente Sorrentino con Fue la mano de Dios. y más recientemente Spielberg y James Gray, entre otros. 

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Un proyecto muy personal, un resultado más irregular de lo esperado

En el caso de Iñárritu, claramente se trata de un proyecto muy personal y conectado con sus propias experiencias e inquietudes, más aún considerando que más que nunca está involucrado en distintas áreas del film: no sólo lo dirige y produce, también lo escribió junto a uno de sus guionistas en Biutiful y Birdman, el argentino Nicolás Giacobone, y además es coautor del montaje y la banda sonora. 

Y como han criticado muchos, el resultado es mucho más irregular de lo esperado. Pretenciosa, errática y menos profunda e inteligente de lo que  probablemente su autor pretendía, su tono juguetón y lúdico no siempre termina de convencer, a sus alcances sociológicos y psicológicos les falta mayor altura, espesor y lucidez, y además su duración de dos horas y media se siente excesiva. Mientras el espectador puede jugar a encontrar ecos o influencias cinéfilas que van desde el ya citado Fellini a Terrence Malick, pasando por Bergman, Tarkovsky y Woody Allen, Bardo ofrece nuevas razones para que los detractores de Iñárritu lo critiquen, y a la vez también proporciona motivos para que sus admiradores continúen apoyándolo pese a todo. 

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Porque igual hay unas cuantas cosas que se pueden destacar, partiendo por la excelente dirección de fotografía, en la que ya no está el notable Emmanuel «Chivo» Lubezki que ganó dos Oscar seguidos por los anteriores dos trabajos de Iñárritu, pero a cambio está otro de los grandes en este rubro en la actualidad, Darius Khondji. Hay secuencias de gran belleza, instantes deslumbrantes en lo visual, fragmentos que funcionan muy bien como retratos de esa urbe fascinante y compleja que es Ciudad de México, y como suele ocurrir en el cine de este realizador, un elenco muy sólido, encabezado en el rol protagónico por el siempre convincente Daniel Giménez Cacho, y que incluye a la veterana y entrañable actriz chilena Luz Jiménez en el rol de la madre de éste, un personaje breve pero muy significativo, que aporta calidez y humanidad en las escenas en que interviene. 

  • Título original: Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades
  • Director: Alejandro González Iñárritu
  • País: México
  • Año: 2022
  • Género: Comedia, drama
  • Duración: 159 minutos
  • Guion: Alejandro González Iñárritu y Nicolás Giacobone
  • Con: Daniel Giménez Cacho, Griselda Siciliani, Ximena Lamadrid, Iker Sánchez Solano, Luis Couturier, Luz Jiménez, Andrés Almeida, Jay O. Sanders, Francisco Rubio, Clementina Guadarrama
  • Música: Bryce Dessner y Alejandro González Iñárritu
  • Producción: Alejandro González Iñárritu, Stacy Perskie
  • Fecha de estreno: 17 de noviembre en cines / 16 de diciembre en Netflix
  • Web: Ver Acá
  • Plataforma: Netflix

Joel Poblete Morales

Periodista y crítico de cine, ex presidente del Círculo de Críticos de Arte de Chile. Como miembro de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica, FIPRESCI, integró jurados de la crítica en festivales de Alemania, España, Suiza y México. Entre 2007 y este año fue uno de los programadores del festival de cine SANFIC. Periodo 2020 - 2023.

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