Placer Culpable

Sep 10, 2021

¿Cuánto Vale La Vida?

Cualquier película estadounidense cuya trama se relacione de manera directa o indirecta con los atentados del 9/11 carga siempre, ineludiblemente, con expectativas o prejuicios y en estos días que se cumplen 20 años de la tragedia, con mayor razón. A lo largo de estas dos décadas se han filmado desde documentales como la ganadora de la Palma de Oro en Cannes 2004 “Fahrenheit 9/11”, de Michael Moore, hasta ficciones que abordaron los acontecimientos mismos -como “Las torres gemelas”, de Oliver Stone, o la estremecedora “Vuelo 93”, de Paul Greengrass, ambas de 2006-, pasando por aquellas que sólo los incluían de manera tangencial pero significativa -por ejemplo, en la notable “La hora 25”, de Spike Lee- o las que siguen las consecuencias de estos hechos más allá de territorio estadounidense, como “Zero Dark Thirty” (2012) y la reciente “El Mauritano”.

Hay otro derivado argumental de estos filmes y corresponde a aquellas producciones que se concentran en cómo continúan las vidas de quienes perdieron seres queridos en los atentados, con títulos como “Reign over Me” (2007) y la nominada al Oscar “Tan fuerte y tan cerca” (Extremely Loud and Incredibly Close, 2011). Y en ese apartado se puede incluir una de las producciones más recientes sobre esta temática, ¿Cuánto vale la vida? que Netflix estrenó el pasado viernes, en la misma semana en que dentro de esta temática la plataforma también agregó la serie documental de cinco episodios “Punto de inflexión” y a pocos días del vigésimo aniversario.

Aunque debutó mundialmente el año pasado en el Festival de Sundance, recién ahora se puede ver masivamente este tercer largometraje de la realizadora Sara Colangelo, que se basa en el complejo proceso que debió encabezar Kenneth Feinberg, un prestigioso abogado de Washington que es elegido mediador legal entre el gobierno y las 7.000 familias que perdieron a un pariente en la tragedia. El Fondo de Compensación para las Víctimas que impulsa el Estado tiene luces y sombras y es aquí donde el equipo que encabezan el abogado y su socia Camille Biros tendrá una serie de desencuentros y dificultades con las personas a quienes se busca beneficiar.

De los monstruos a los hechos reales

A partir de los hechos reales y el libro que escribió en 2005 el propio Feinberg, el guion de Max Borenstein abarca todo lo que duró este proceso, a lo largo de más de dos años, entre ese fatídico septiembre de 2001 y fines de 2003. A primera vista, Borenstein -quien además es uno de los productores del filme- no habría parecido ser el escritor más idóneo para un proyecto como este, considerando que su filmografía destaca especialmente por sus guiones para el exitoso “Godzilla” de 2014 y sus secuelas de 2019 y de este año, así como “Kong: la Isla Calavera”, de 2017.

Pero quienes piensen que el guionista sólo se encontraba cómodo en blockbusters protagonizados por criaturas gigantes, se sorprenderán por la escala más íntima y acotada de este nuevo trabajo, realzado por la puesta en escena de Colangelo, sobria y contenida, evitando cualquier exceso o grandilocuencia o los golpes bajos en los que pudo caer una producción como esta. Entre otras cosas, ¿Cuánto vale la vida? ha sido promocionada en su tráiler oficial y la prensa como «de los productores de Spotlight y 12 años de esclavitud» y, aunque efectivamente entre sus productores principales están nombres como Michael Sugar y Anthony Katagas, hay que advertir que pese a sus méritos, este nuevo film no llega a los niveles de ambas ganadoras del Oscar a la Mejor Película. Aunque contaba con el potencial como para justamente ser algo muy parecido a Spotlight, basado en hechos reales, con una mirada acuciosa y detallada a un proceso complejo, y sacando a la luz los entretelones que dejan entrever cómo se mueven los hilos del poder.

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Dolorosas negociaciones

Este largometraje deja en claro en su inicio que, por muy humanitaria y dolorosa que fuera esta causa, el punto de partida para el gobierno fue pagarles a los familiares para evitar que las víctimas demandaran a las aerolíneas y así no afectar la economía estadounidense. Es ahí donde surgen complicadas negociaciones, porque no todos aceptarán la misma cantidad de dinero y hay que sacar adelante una suerte de «trabajo sucio», decidiendo las cifras respectivas donde quienes perdieron sus vidas en las Torres Gemelas claramente no tienen el mismo peso, por ejemplo entre millonarios poderosos y los inmigrantes.

Y aunque en su sólido elenco de actores figuran como protagonistas dos de los integrantes del reparto de Spotlight, Michael Keaton y Stanley Tucci, sus personajes son bastante distintos. A diferencia de los acuciosos y abnegados periodistas de esa película, acá Keaton da vida a Feinberg, quien tiene rasgos positivos, pero no es directamente un héroe. Se lo muestra como un hombre cálido y sofisticado, que siempre está escuchando ópera, especializado en exigentes litigios y mediaciones. Desde su oficina hay una bonita vista del Capitolio, es demócrata y cercano colaborador del veterano senador Ted Kennedy y su naturaleza lo impulsa junto a su socia a no cobrar honorarios por la exigente tarea encomendada, trabajando pro bono, lo que incluso lo lleva a ser felicitado en un breve y escueto llamado telefónico por el mismísimo presidente Bush.

Pero Feinberg también asume su misión con una mentalidad más metódica y distante. «¿Cuánto vale la vida?» les pregunta en una clase universitaria a sus alumnos en los primeros minutos de la película, en lo que además de dar el título en español al filme termina resumiendo el conflicto que se desarrolla en él. Porque por muy buenas intenciones que Feinberg tuviera en un comienzo, la forma en que aborda toda esta situación no es todo lo delicada o empática que debiera ser, como queda de manifiesto en el momento en que se reúne por primera vez con las familias de las víctimas para explicarles cómo se desarrollará el proceso. Ahí contrasta su posición con la de su socia, o la de Priya, una joven abogada que se integra al equipo y está directamente conectada con la tragedia, porque precisamente en la semana de los atentados iba a empezar a trabajar en una firma ubicada en una de las Torres Gemelas.

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La «fórmula» y lo emocional

«Esto es como hablar con una aseguradora», dirá un personaje en un momento. Porque en el camino, lo más cuestionado será la «fórmula» matemática que los familiares deben calcular para ver cuánto dinero podrían recibir por la pérdida de sus seres queridos. Esto impulsará un movimiento llamado Arreglen el Fondo, liderado por el personaje de Tucci, Charles Wolf, quien perdió a su esposa en los atentados y quien se convierte en una suerte de antagonista de Feinberg, a quien su esposa le dice claramente en un momento «No eres rabino o sacerdote; eres un abogado». Porque a lo largo de los meses irá quedando claro que cada caso es distinto al otro, y no se puede aplicar las mismas normas a cada uno, ya que varían según las leyes de cada estado de donde provenían las víctimas o incluso se ven afectados por su condición sexual, como sucede en el caso de un hombre que perdió a su pareja, en una relación gay que no era aceptada por los padres de éste. Ante la posibilidad de hacer excepciones, Feinberg responderá tajante: «no somos terapeutas».

Encarnado con su eficacia habitual por Keaton, el abogado es un clásico personaje cinematográfico que ve la vida de una manera, pero tendrá la oportunidad de darse cuenta  y aprender que no todo es tan rígido como pensaba originalmente. Él es el centro del relato, aunque en teoría deberían serlo los familiares de las víctimas. Afortunadamente, se cuenta con un buen elenco que da humanidad y credibilidad a sus personajes, porque además de figuras nominadas al Oscar como Keaton, Tucci y Amy Ryan -encarnando a la socia de Feinberg-, los actores convocados le aportan la cuota de emoción al filme, en especial en las escenas donde los familiares deben dar sus testimonios a los abogados. «Estoy enojada con Dios, también con este país que dejó que esto pasara», dirá una de ellas al comienzo de ¿Cuánto vale la vida? y aunque es imposible no conmoverse con este tipo de momentos, en general llama la atención lo medido que está el relato, cómo esa emoción nunca se desborda como pudo ocurrir en un filme como este.

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Incluso la forma en que se aborda el momento de los atentados es muy sutil y sobria: un avión que pasa volando, o los llamados telefónicos que empiezan a alertar a los pasajeros del tren donde viaja Feinberg, son los únicos indicios de lo que va a pasar o está pasando. Y cuando ya todo ha sucedido, son pequeños detalles -como cuando Wolf encuentra un tupper con una etiqueta que dejó su esposa- los que nos sugieren cómo intentan continuar con sus vidas los familiares. En tiempos de excesos sentimentales y golpes bajos lacrimógenos, se agradecen estos matices y sutilezas, aunque también queda la impresión de que en esta película todo se va simplificando demasiado, se queda en la superficie y se hace discreta y convencional, si bien igual es un digno recordatorio de un acontecimiento que no debe ser olvidado.

Título Original: Worth
Director: Sara Colangelo
País: Estados Unidos
Año: 2020
Género: Drama
Duración: 118 minutos
Con: Michael Keaton, Stanley Tucci, Amy Ryan, Shunori Ramanathan, Tate Donovan, Talia Balsam, Laura Benanti, Chris Tardio
Guión: Max Borenstein
Música: Nico Muhly
Producción: Max Borenstein, Marc Butan, Bard Dorros, Anthony Katagas, Michael Keaton, Sean Sorensen, Michael Sugar
Fecha De Estreno: 3 de septiembre
Plataforma: Netflix

Joel Poblete Morales

Periodista y crítico de cine, ex presidente del Círculo de Críticos de Arte de Chile. Como miembro de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica, FIPRESCI, integró jurados de la crítica en festivales de Alemania, España, Suiza y México. Entre 2007 y este año fue uno de los programadores del festival de cine SANFIC. Periodo 2020 - 2023.

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