Entre los varios momentos emocionantes y memorables de la 95a ceremonia del Oscar del domingo pasado, uno de los que quizás fueron menos mediáticos pero no por eso menos significativos fue cuando se anunció la ganadora como Mejor Largometraje Documental: “Navalny”, una película que ya está desde el año pasado disponible en la plataforma HBO Max, y cuya estatuilla es la culminación de un exitoso recorrido internacional, aunque a la vez un recordatorio de que la realidad que aborda se mantiene lamentablemente vigente.
Producido por CNN y HBO Max, como ya lo adelanta su título el largometraje se centra en Alexei Navalny, el principal opositor que ha tenido Vladimir Putin a lo largo de la última década, a tal nivel que en agosto de 2020 fue envenenado y luego de lograr sobrevivir posteriormente en 2021 fue apresado, y actualmente cumple una condena en una prisión de alta seguridad. Su esposa participa de manera activa en distintos momentos del filme y también sus dos hijos. Justamente los tres subieron al escenario el domingo pasado en los Oscar junto al director Daniel Roher, y luego de las palabras de éste, ella aprovechó de dirigirse a la audiencia, lo que le dio una emoción extra y simbólica a este premio.
Y es que esta categoría en los Oscar a menudo suele tener una innegable e ineludible carga social o política, lo que a veces pesa en la decisión final. Si bien otras nominadas tenían indudablemente más logros artísticos en lo visual y narrativo -como la bella y poética “All that Breathes”, también disponible en HBO Max, y la entrañable y emotiva “Fire of Love”, que se puede encontrar en Disney +, y a juzgar por las críticas y premios, también la ganadora del León de Oro en Venecia: “All the Beauty and the Bloodshed”-, el mensaje de Navalny era demasiado oportuno para no tomarlo en consideración en estos tiempos, cuando hace pocas semanas se acaba de cumplir un año del inicio de la invasión rusa en Ucrania y el sentimiento internacional anti Putin se mantiene vigente a pesar de las divergencias de opiniones.
Más allá de la propaganda
Desde su estreno mundial en enero del año pasado en el Festival de Sundance -certamen en el que también debutaron otros tres de los cinco nominados este año al Oscar en su categoría-, donde ganó el premio del público en la competencia de documentales estadounidenses, el filme dio siempre que hablar en todos los lugares donde fue exhibido y antes de los premios de la Academia de Hollywood ya había recibido trofeos en los Producers Guild Awards y los BAFTA. Y aunque su alcance podía ser limitado a audiencias más específicamente interesadas en temáticas políticas y de actualidad internacional, de todos modos, puede ser atractivo para más variedad de públicos.
Su joven director es el canadiense Daniel Roher, quien en 2019 inauguró el Festival de Toronto con su primer largometraje documental, Once Were Brothers: Robbie Robertson and the Band, producido ni más ni menos que por Martin Scorsese y Ron Howard. Si bien nunca llega demasiado lejos en términos de profundidad psicológica ni escarba más allá de la superficie y, aunque por su uso de testimonios e imágenes de archivo en lo formal es bastante convencional e incluso puede llegar a ser muy esquemática, igual Navalny tampoco puede ser sólo reducida a un panfleto o una simple pieza de propaganda, ya que tiene elementos que la hacen atractiva.
Thriller periodístico y herramienta comunicacional
Tras el planteamiento y presentación inicial de quién es Navalny y por qué es tan significativo lo que le ha estado pasando en los últimos años, el documental va desplegando su información con un ritmo sostenido durante gran parte de su primera mitad, casi convirtiéndose en un vibrante y apasionante thriller periodístico donde con los diversos elementos de la investigación se consigue el suspenso incluso aunque ya conozcamos el desenlace actual. La manera en que se desarrollan las intrigas y estrategias es muy atrapante, con momentos tan potentes como el cruce de llamadas telefónicas en las que el propio protagonista habla directamente con algunos de los responsables de intentar envenenarlo.
Pero el último tercio, cuando la situación de Navalny se complica cada vez más y toma un rumbo distinto, es mucho más predecible y desequilibra el resultado final. Es entendible y obvio que una historia y un personaje como este dificultan que el enfoque sea totalmente imparcial, pero de todos modos la manera en que se va planteando todo se vuelve más obvia y hasta puede parecer propagandística, y se agradecerían más matices en la manera de presentar al protagonista.
Como buen abogado, seguro de sí mismo -a más de alguien le parecerá incluso algo arrogante o fanfarrón- y con un nivel de inglés bastante aceptable, Navalny -actualmente de 46 años- es sin duda un personaje carismático, y tanto en las conversaciones en las que está en el centro de la pantalla contando su versión de las cosas ante el director, como en los momentos en los que lo vemos compartiendo más cotidianamente con su familia -antes del intento de envenenamiento y la prisión-, se lo muestra de una manera atractiva, cálida e incluso distendida y que permite generar algún lazo con los espectadores. Con todo lo que le va ocurriendo, es difícil no ponerse de su lado y en ese sentido el documental puede ser considerado como una efectiva herramienta comunicacional en contra de Putin y todo lo que éste simboliza, pero igual pudo tener aún más agudeza, sutileza y complejidad, sin por ello perder su fortaleza en términos de emoción y humanidad.
- Título original: Navalny
- Director: Daniel Roher
- País: Estados Unidos
- Año: 2022
- Género: Documental
- Duración: 99 minutos
- Guión: Daniel Roher
- Música: Marius De Vries, Anna Drubich, Matt Robertson
- Producción: Diane Becker, Shane Boris, Melanie Miller, Odessa Rae
- Web: Ver Acá
- Fecha de estreno: 26 de mayo 2022 en streaming
- Plataforma: HBO Max
