Aunque desde su debut como actor, cuando era un veinteañero a mediados de los años ’80 y llegó a ser parte de los elencos de cintas de directores como Woody Allen y Stanley Kubrick, ha sido como realizador y guionista que el estadounidense Todd Field ha podido destacar más. Eso sí, nadie lo podrá definir como prolífico, ya que en las últimas dos décadas sólo había dirigido dos filmes, aunque en ambos casos obteniendo importantes nominaciones al Oscar: su ópera prima de 2001: “En el dormitorio” fue nominada en cinco categorías incluyendo Mejor Película; y en 2006 se estrenó su segunda película: “Little Children” (titulada acá Secretos íntimos), que postuló a tres estatuillas. Desde entonces habían pasado 16 años y Field al fin está de regreso con “Tár”, que acaba de llegar a la cartelera local y podemos considerar su trabajo más contundente a la fecha, a lo que se agrega que esta semana obtuvo una vez más relevantes nominaciones al Oscar, entre cuyas seis candidaturas se incluye no sólo nuevamente Mejor Película, sino además por primera vez lo tienen postulando en Mejor Dirección.
Desde su estreno mundial en la competencia oficial del Festival de Venecia, donde obtuvo por segunda vez la Copa Volpi como Mejor Actriz (la primera fue en 2007, con I’m Not There), la mayoría de las conversaciones en torno a “Tár” se concentran en la notable interpretación de Cate Blanchett encarnando a la compositora y directora de orquesta Lydia Tár. Hay que decir que la película tiene muchas otras cualidades que la hacen destacar, y casi todas dependen directamente del talento de Field. Pese a que en este tercer largometraje, al estar ambientado en el riguroso y exigente ambiente de la música docta, el director y guionista parece estar tan lejos de los dramas familiares y suburbanos de sus dos primeras películas, de todos modos es posible encontrar afinidades temáticas entre las tres, como la capacidad de observación y retrato de un ámbito social y sus protagonistas que, hasta el momento que retrata el filme, han vivido sin mayores problemas hasta que situaciones puntuales terminarán dejando en jaque sus existencias, haciendo que todo se haga cada vez más complicado, poniéndoles a prueba y sacando a la superficie distintos aspectos de sus personalidades.
En este caso es el mundo casi perfecto de la prestigiosa Tár, cuya severidad y meticulosidad rayan en lo obsesivo y parece observar todo lo que la rodea ya no sólo desde el podio de la orquesta, sino desde las alturas de un pedestal donde permanece distante y reverenciada incluso para sus seres queridos o más cercanos, como el primer violín de su orquesta, Sharon, con quien han conformado una pareja y hogar y son madres de la pequeña Petra, o también Francesca, su acuciosa y detallista asistente personal. Como lo establece y deja en claro la presentación que le realizan casi al inicio del filme, antes de una entrevista/conversatorio en público para The New Yorker, donde nos la describen en todo su esplendor y logros casi como lo hacía el noticiario al inicio del clásico Ciudadano Kane, la aclamada y admirada directora y compositora es una figura que ha llegado a unas alturas tales que ya es casi una leyenda viviente, con logros como ser la primera mujer en ser la directora titular de la mítica Filarmónica de Berlín. Pero una serie de circunstancias que es mejor no adelantar irán ensombreciendo su panorama, precisamente cuando está a punto de alcanzar un nuevo hito en su carrera, en plenos ensayos de la grabación de un concierto en vivo en el que abordará por primera vez junto a su orquesta la Quinta Sinfonía de Mahler (la misma que se hizo aún más famosa mundialmente para los cinéfilos gracias al uso que le dio Visconti en “Muerte en Venecia” y que recientemente también tuviera relevancia en el argumento de “La decisión de partir”).
Una apuesta arriesgada y ambiciosa
Desde su opción de iniciar la película con los créditos casi como si fuera el final, para luego dar paso a esa entrevista tan interesante y reveladora de cómo es la protagonista, y desplegar a lo largo de más de dos horas y media un guion lleno de alusiones y guiños específicos al ambiente de la música clásica, con sus artistas, convenciones y tradiciones y cómo éstas se enfrentan a todo lo que conlleva la modernidad y el mundo contemporáneo, la apuesta de Todd Field es arriesgada y ambiciosa y por lo mismo no apta para un público masivo. Por supuesto que el drama, la intriga y el misterio y suspenso que se irán desarrollando en torno a Tár permiten que la historia pueda ser vista por una audiencia amplia, pero la cantidad de detalles que aparecen en diálogos y conversaciones sobre determinados músicos, artistas y obras del pasado y el presente harán que la aprecien aún más quienes conocen este contexto cultural y artístico. Por todo esto, la película puede ser abrumadora y quizás no conseguirá conectar con muchos espectadores (por ejemplo, quienes no tengan idea quiénes eran Leonard Bernstein y Claudio Abado, no conozcan detalles de la vida personal de autores como Mahler o Bach o no sepan quién fue James Levine y qué pasó con su carrera), lo que podría ser considerado incluso snob y pretencioso, pero a diferencia de otras producciones todo este detallismo aquí se siente genuino y parte orgánica del ambiente en el que se desenvuelve la protagonista, lo que demuestra aún más lo elaborada que es la historia escrita por el propio Field, quien por sus dos filmes anteriores fue nominado al Oscar de guion adaptado, y acá por primera vez está nominado en la categoría mejor guión original.
A pesar de esto, “Tár” no es perfecta y como dice un personaje en un momento, acá habrá cabos sueltos, elementos o situaciones que no quedarán claros, así como personajes que no tendrán el desarrollo que la audiencia podría esperar. Pero ello no es un obstáculo para apreciar los logros de Field, que parten con su historia y todos los temas que aborda, que no sólo son una radiografía feroz e implacable a algunos de los aspectos menos luminosos del mundo de la música clásica, con sus luchas de egos y mecanismos y estructuras de poder (algo que de cierta manera recuerda por ejemplo a La profesora de piano, de Haneke), sino además nos habla de las relaciones de pareja y familiares, del auge de las redes sociales y cómo transforman la manera en que vemos y nos comunicamos con el mundo, del feminismo y la diversidad de géneros, e incluso de las polémicas que en los últimos años se han desatado a partir de la llamada cultura de la cancelación o de la posibilidad de separar o no a un artista de su obra.
Una película y protagonista fascinantes, complejas y llenas de capas
Con todo esto, Field orquesta (nunca mejor dicho) un relato de evidente intensidad, donde la tensión sale a flote y se escapa a pesar de la precisión, rigurosidad e impasibilidad que la protagonista intenta conservar siempre. El ritmo, la forma de estructurar las escenas, que alterna secuencias nerviosas y crispadas con momentos tan memorables, extensos y reveladores como una masterclass en la Juilliard de Nueva York, son un mérito no menor del talento del director y guionista, que cuenta con el valioso apoyo de un equipo en el que se lucen dos artistas también nominados al Oscar por este trabajo, el director de fotografía alemán Florian Hoffmeister (destaca especialmente su atmosférica labor en interiores, con las sombras y la oscuridad) y la montajista austriaca Monika Willi, quien a lo largo de las últimas dos décadas ha trabajado en títulos de Michael Haneke como precisamente la ya mencionada “La profesora de piano”.
Y al ser Field actor de origen, no es de extrañar que sea un gran director de actores. En sus dos películas previas ya logró nominaciones al Oscar para sus protagonistas, incluyendo a dos grandes intérpretes postulando como Mejor Actriz, Sissy Spacek y Kate Winslet, y ahora es el turno de la gran Cate Blanchett, quien acá logró su octava nominación a la estatuilla que ya ha recibido dos veces, y tiene altas posibilidades de obtener la tercera, si se lo permite su principal contrincante en esta carrera, la aplaudida Michelle Yeoh de “Todo en todas partes al mismo tiempo”. Aunque hay que reconocer que Field no saca todo el partido que podría a otros de los intérpretes, como la reconocida actriz alemana Nina Hoss en el rol de la pareja de la protagonista, o la talentosa actriz francesa Noémie Merlant (una de las dos protagonistas de la elogiada Retrato de “una mujer en llamas”), en general su elenco está muy bien, desde veteranos como Allan Corduner y Julian Glover hasta debutantes como Sophie Kauer, cellista en la vida real que nunca había actuado en pantalla. Pero claro, por sobre todos, al igual que en la película, está Blanchett, en uno de los mejores roles de su carrera, lo que ya es bastante decir. Su Lydia Tár es tan fascinante, enigmática, compleja y llena de capas como la propia película, que nos sorprende desde el comienzo hasta los sorprendentes giros que nos deparan las escenas finales.
- Título original: Tár
- Director: Todd Field
- País: Estados Unidos
- Año: 2022
- Género: Drama
- Duración: 158 minutos
- Con: Cate Blanchett, Nina Hoss, Noémie Merlant, Sophie Kauer, Mark Strong, Allan Corduner, Julian Glover, Mila Bogojevic
- Guión: Todd Field
- Producción: Todd Field, Scott Lambert, Alexandra Milchan
- Fecha de estreno: 26 de enero, 2023
- Distribuidora: Andes Films
